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El general rebelde amenazo con bombardear el palacio presidencial de Paraguay

Juan Jesús Aznárez

ENVIADO ESPECIALEl bombardeo del palacio presidencial de Asunción y el asalto a otras instalaciones fueron algunas de las amenazas del jefe saliente del Ejército paraguayo, Lino Oviedo, para impedir su destitución y pase a retiro. El presidente Juan Carlos Wasmosy pensó en renunciar para evitar un baño de sangre. Todo fue más grave de lo aparentado, según políticos y diplomáticos que mediaron en la crisis más seria sufrida por este país desde la caída del dictador Alfredo Stroessner, en 1989.

La insurrección del general, que negó públicamente, fue explicada por Enzo Debernardi, mensajero del cuartelazo. La Aviación preparó sus aviones para frenar el eventual avance de la caballería (carros de combate) de Oviedo, aseguraron portavoces oficiales. "Pudo haber sido una carnicería".

Poco a poco se conocen aspectos fundamentales de la sofocada sublevación, concluida cuando el presidente Wasmosy revocó el nombramiento del general como ministro de Defensa cediendo a presiones políticas, diplomáticas y populares. "He resuelto sacrificar mi compromiso personal y no designar al general Oviedo como ministro de Defensa", admitió.

La intervención de Estados Unidos, y de su embajador, Robert Service, parecen haber sido determinantes: los regimientos percibieron en la suspensión de la ayuda militar un aviso de mayor calado, y el alud de condenas y movilizaciones hizo el resto. El propio Wasmosy confirmó ayer que pasó las horas más tensas de la crisis en la legación de EE UU.

Poco antes de que Lino Oviedo arribase al palacio de la presidencia, a las 10.55 de la mañana del jueves, Wasmosy ya se. había reunido con Service, y los embajadores de Brasil y Uruguay para tratar sobre la llegada de Oviedo dispuesto a jurar la cartera prometida por el presidente a cambio de deponer su rebeldía.. El general no fue recibido, ni se le permitió el uso del balcón para arengar a su gente. El embajador español, Ignacio García Valdecasas, también se reunió con el gobernante y asistió, único diplomático presente en ese momento, al desarrollo de las sesiones extraordinarias del Congreso contra el golpe.

Mientras, la mayoría de los paraguayos celebra el fin de la crisis y se convocan manifestaciones de reafirmación democrática. Conjurado el tragicómico coletazo caudillista del lunes, Wasmosy convocó ayer a las tres armas para instar a sus mandos a desterrar la cultura del golpe de Estado.

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