Otro extraño perdido en el paraíso
Las primeras imágenes que se vieron en España del último filme del chino John Woo, el segundo tras su establecimiento en Estados Unidos no fueron precisamente las de la película que hoy nos ocupa, Alarma nuclear, sino las del rodaje del filme. En él, un selecto grupo de profesionales de la acción daba cuenta -con pelos, señales y maquetas- de cómo había sido el tremendo rodaje del filme, con sus explosiones, su imaginería visual, los indecibles mamporros que se llevaron los especialistas. Curiosamente, se constataba sobre todo una ausencia: el propio Woo aparecía como en segundo plano, sin tener aparentemente nada que decir de la que, suponemos, es su película.Además de ilustrar a la perfección lo difícil que resulta mantener un discurso propio en un medio industrial como el del actual cine norteamericano, en el cual Woo no puede contar esas historias hiperviolentas que le hicieron famoso como Hard boiled, The killer, etcétera, ese making of ponía en evidencia, por si hiciera falta , el papel estelar de los técnicos en cualquier filme americano de acción que se precie, y más si, como es el caso, hay en él una inversión grande de dinero.
Alarma nuclear
Director: John Woo. Guión: Graham Yost. Fotografia. Peter Levy. Música: Hans Zimmer. Producción: EE UU 1995. Intérpretes: John Travolta, Christian Slater, Sarnantha Mathis, Delroy Lindo, Frank Whaley, Bob Gunton. Estreno en Madrid: Albufera Multicines.
Intentar en un contexto así realizar un filme personal es no ya imposible, sino suicida. Tengo para mí que hay bien poco de Woo en Alarma nuclear por lo demás un entretenido artefacto de usar y tirar, una película sobre amistades viriles tradicionadas, misiles nucleares y explosiones subterráneas, que a más de un concienzudo experto en tecnología militar le deben poner los pelos de punta, puesto que lo que en la película se termina trivializando, y cómo, el propio peligro nuclear.
Algunos hallazgos
Woo debe de ser, sospecho, tan sólo una pequeña pieza- en el engranaje del filme, el responsable, vaya por delante, de algunos de los hallazgos de la película, como el sentido del ritmo (y aún) o la actuación de Travolta -descreído, definitivamente autoirónico en su caracterización de malvado felizmente tremendo- y bien poco más. Alarma nuclear no es más, y he ahí su funcionalidad, que la excusa para pasar un rato entretenido a partir de la acumulación y la mezcla de multitud de arquetipos unidos a un guión cuya endeblez queda perfectamente enmascarada por un sentido irrefrenable del ritmo, algo como Speed (escrita por el mismo guionista Graham Yost), pero con bastante más enjudia.Hasta la fecha, pues, míster Woo, recién llegado al paraíso, sigue vagando por él en espera de una ocasión para rodar el cine que realmente le tenga por protagonista.
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