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La visita de Boris Yeltsin a Pekín culmina un deshielo de 10 años entre China y Rusia

Pilar Bonet

Rusia y China culminaron ayer un proceso de acercamiento y deshielo que ha durado más de 10 años y se comprometieron a desarrollar relaciones de cooperación y confianza en pie de igualdad. Este fue el resultado más importante de la estancia en Pekín del presidente de Rusia, Borís Yeltsin, quien ayer firmó con su homólogo chino, Jiang Zemin, una declaración conjunta en la que se afirma la voluntad de profundizar sus vínculos de amistad y cooperación.

Para demostrar la seriedad de sus intenciones, Pekín y Moscú establecerán una línea de comunicación directa y cifrada. Rusia tendrá así el honor de ser el primer país con el que China establece un teléfono rojo, tal como se denomina coloquialmente este tipo de instalación. Estados Unidos, por su parte, ha reaccionado de forma positiva al estrechamiento de las relaciones chino-rusas.La visita de Yeltsin a China culminará hoy en Shanghai con la firma de un acuerdo multilateral para reforzar la confianza militar que suscribirán también los dirigentes (le tres repúblicas asiáticas ex soviéticas (Kazajstán, Kirguizistán y Tayikistán).

La segunda visita oficial del dirigente ruso a Pekín puede considerarse ya un éxito y, en cierto modo, cierra el ciclo que inició el líder soviético Mijaíl Gorbachov en 1985, cuando decidió comenzar en serio un proceso de normalización de relaciones con el antiguo aliado de la época estalinista, tras dos décadas de distanciamiento y tensiones que llegaron incluso a escaramuzas armadas a finales de los sesenta.

Yeltsin, que está en plena campaña preelectoral, se las arregló también para causar la impresión de que su papel de mensajero del grupo de los siete países industrializados, el G-7, había sido un éxito. El presidente dijo que "la parte china se unirá a la decisión del grupo de los ocho [el G-7 más Rusia] sobre seguridad nuclear que fue adoptada en Moscú, en lo que respecta a mantener conversaciones y firmar el acuerdo de prohibición global de pruebas nucleares este año".

El líder ruso hizo esta declaración en presencia de Jiang Zemin y no fue desmentido por el dignatario chino. Más tarde, el portavoz del Ministerio de Exteriores, Shen Guo Fang, manifestó que la postura de Pekín no había cambiado. La contradicción entre un testimonio y otro causó cierta confusión entre los observadores políticos, que se inclinaban a creer que Yeltsin, deseoso de aparecer como un mensajero eficaz, no había interpretado bien los datos de la realidad. China ha reiterado su deseo de firmar un tratado global de prohibición de pruebas nucleares con fines bélicos, pero insiste en mantener abierta la posibilidad de realizar pruebas que etiqueta como pacíficas, lo cuál no satisface a Estados Unidos.

China y Rusia se apoyaron mutuamente en lo que se refiere a su integridad territorial, y Pekín no sólo reconoció que Chechenia es un asunto interno ruso, sino que apoyó también las "medidas y acciones" emprendidas por Moscú para defender la unidad del Estado. Rusia respondió a China reiterando la posición oficial del Kremlin en el sentido de que Taiwan es parte inseparable de China al igual que la zona del Tibet.

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Pekín dio a Yeltsin todo el respaldo posible en relación a la OTAN. En este tema, "el presidente Jiang Zemin apoya decididamente la línea de Rusia en el sentido de que es inadmisible la ampliación de la OTAN al este en dirección a la frontera de Rusia", según dijo Yeltsin en presencia de su colega chino. Jiang Zemin no hizo ningún comentario ante la afirmación de Yeltsin, con quien parece tener una buena relación personal.

Mundo pluripolar

A Yeltsin le gustó la expresión china "mundo pluripolar" (en oposición a mundo bipolar), ya que utilizó reiteradamente este concepto, que además figura en la declaración conjunta. Este documento advierte que en el mundo se dan todavía "nuevas manifestaciones de política de bloque".Yeltsin dijo ayer que sus puntos de vista coincidían en todo con los de sus interlocutores chinos y que no había temas conflictivos en las relaciones. Sobre los contenciosos territoriales en la frontera común, China y Rusia se comprometieron a resolverlos de forma "justa y racional" y, paralelamente, acordaron mantener conversaciones para explotar de forma conjunta los territorios que sean transferidos de uno a otro país en virtud de la demarcación que debe completarse lo más pronto posible.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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