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Reportaje:

El desafío de lo conocido

Un instituto de Móstoles practica arqueología en un yacimiento simulado

, Como si de un parto difícil se tratara, los dos estudiantes de tercero de BUP rebuscaban ayer en las entrañas de la tierra hasta encontrar el preciado tesoro. Entre los dos, apartaron polvo, arena y barro con el esmero propio de un experto en desactivación de explosivos y enseguida se dieron cuenta de que el yacimiento había comenzado a dar sus frutos. Tenían entre las manos un trozo de lápida en la que se adivinaban algunas frases en griego después de pasar un fino cepillo por encima.Sin embargo, y, lejos de sorprenderse, los alumnos del instituto El Cañaveral de Móstoles (199.400 habitantes) intercambiaron un guiño y una sonrisa porque sabían de antemano lo que iban a descubrir: otros compañeros lo habían depositado días atrás. Era parte de la estrategia del yacimiento simulado que una profesora de griego, otro de historia y un tercero de literatura del centro educativo se inventaron dentro de un programa de innovación pedagógica único en la región que comenzó hace meses con clases teóricas.

Después de que el Gobierno de la Comunidad apoyara el proyecto de los tres docentes con una ayuda de 200.000 pesetas para material de excavación y laboratorio, se sucedieron las charlas arqueológicas en horario escolar y las visitas a museos después de clase, "Pactamos con los alumnos de primero a tercero de BUP, aunque más que una asignatura voluntaria, ésta es una prueba puntuable", señaló José Manuel Querol, profesor de literatura y uno de los padres del programa.

La parte práctica se preparó en dos franjas de terreno de 15 metros de largo por cuatro de ancho, cedido por el Ayuntamiento junto al centro educativo. Primero se excavaron agujeros a un metro y medio de profundidad para enterrar elementos del Neolítico, como piezas de hueso, armas de piedra y cestas de mimbre fabricadas por los propios alumnos. En una capa superior, restos arqueológicos de la etapa griega, como una parte de un templo o la lápida encontrada por, los dos arqueólogos ficticios de tercero. Tardó en aparecer la primera vasija. "De la época de Talavera", soltaron unos cuantos alumnos.

Sin embargo, desenterrar la pieza "no es suficiente para probar", comentaban los estudiantes. "Ahora viene lo peor". Los trabajos de anotaciones, clasificación, fotografía, dibujo e incluso traducción de la lápida, son decisivos para, sacar nota.

El objetivo es que los estudiantes aprendan algo más de arqueología que las dos primeras páginas que siempre aparecen en cualquier libro de historia y construir el primer museo de piezas antiguas; existente en un instituto de bachillerato, "aunque los restos sean de mentirijillas".

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