Los socialistas creen que el PP no plantearía el cambio del Estado autonómico si tuviera 20 escaños más
Los socialistas no dirán públicamente todo lo que debatieron anteanoche en la reunión de su ejecutiva federal, pero sí expresarán su temor a que la fórmula de financiación autonómica que plantee el PP aumente el déficit público, y si no es así, que se produzca un recorte de los gastos sociales. El PSOE dirá lo que piensa tras la investidura de José María Aznar como nuevo presidente del Gobierno: "La causa de que el PP sólo fiable con CiU de la financiación autonómica no tiene nada que ver con las convicciones de los populares, sino con los 20 escaños más que hubieran querido tener para no verse, obligados a negociaciones con los nacionalistas sobre temas que no se creen", sentenció uno de los máximos dirigentes del PSOE".Durante las más de cuatro horas de reunión de la ejecutiva federal hubo numerosas intervenciones técnicas de por dónde pueden ir las conversaciones sobre financiación autonómica entre el PP y CiU. No obstante, el PSOE se atreve a hacer un juicio de valor de imposible comprobación.
Dan por supuesto que el PP no se plantearía el cambio de modelo de financiación autonómica si hubiera sacado en las elecciones del 3 de marzo 20 escaños más de los 159 que obtuvo. "La causa de lo que están hablando viene de los escaños que les faltan y no de la convicción", dijo uno de los máximos dirigentes del PSOE, que tras la investidura de Aznar lo repetirá abiertamente en el Parlamento.
Ibarra, en minoría
Esta afirmación está perfectamente en línea con lo que el presidente extremeño, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, dijo a sus compañeros en la ejecutiva. "Si el PP hubiera sacado mayoría absoluta, el Estado de las Autonomías se quedaría tal y como está o incluso habría marcha atrás en algunas cesiones que nosotros hicimos. Como no tienen mayoría y les faltan 20 escaños, Aznar dice que va a protagonizar la reforma histórica del Estado". La ironía fue muy aplaudida por los miembros de la ejecutiva federal.Pero no todo son ironías y alegrías entre los socialistas toda vez que siguen maniatados para hacer su papel de oposición. En principio no pueden hacer una crítica seria porque el posible acuerdo al que lleguen Aznar y los nacionalistas no se materializará hasta que no haya un documento del Gobierno del PP dirigido al Consejo de Política Fiscal y Financiera.
Después tendrán que esperar al proyecto de Presupuestos Generales del Estado para ver en qué puntos se ven obligados a oponerse. Hasta entonces los socialistas no pueden extraer conclusiones, informó ayer un miembro de la ejecutiva.
De momento sólo pueden pedir "aclaraciones". ¿Cuánto dinero va a costar ese acuerdo? ¿Se ha tenido en cuenta que no puede incrementarse el déficit público? ¿Si acaso no hay incremento, quiere decirse que va a existir recorte del gasto público? ¿Qué mecanismos de solidaridad están previstos para las comunidades autónomas que recaudarán menos por cuanto su nivel de renta es menor? Éstas son preguntas que harán los socialistas nada más empezar la actividad legislativa y hasta tanto se materialicen los acuerdos en el Consejo de Política Fiscal y los Presupuestos.
En la reunión de la ejecutiva fueron muchos los que tomaron la palabra, y aunque los discursos no eran del todo coincidentes, la conclusión es la de que el PSOE como partido "tendrá una voz única, clara y pública", en expresión del vicesecretario general, Alfonso Guerra, y los presidentes autonómicos y los consejeros socialistas de algunas comunidades tendrán su propia opinión. Se procurará que el "núcleo central" del discurso sea común, confían los dirigentes socialistas.
Manuel Chaves, presidente andaluz, coincidió con la opinión general respecto a que el PP no podrá pactar en solitario con CiU nada menos que un nuevo modelo de financiación autonómica. Joaquín Almunia, Narcís Serra, Jesús Quijano, Juan Manuel Eguiagaray y Francisco Fernández Marugán fueron algunos de los que expresaron su opinión. Txiki Benegas, secretario de Relaciones Políticas, informó de la preocupación que le han transmitido los secretarios de su área de toda España.
Al PSOE no le queda de momento nada más que la posibilidad de reafirmar sus principios: Avanzar en la corresponsabilidad fiscal; mantener la solidaridad entre regiones; impedir que un nuevo sistema haga inviable la gestión tributaria, es decir, que haya capacidad de cobrar los impuestos, y evitar a toda costa el peligro de que pueda romperse la "unidad de mercado" dentro de España.
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