El compromiso de un cristiano heterodoxo
Aranguren ha sido siempre un intelectual, pero un intelectual comprometido, que ha hecho mella sobre la gente y particularmente sobre la juventud, y nunca ha estado apartado de la inquietud religiosa. Sus preocupaciones han sido la religión, la moral, la sociología y en mucha menor medida la política, si bien siempre resultó escuchado cuando decía sus opiniones políticas.Yo le conocí en 1952. Me lo presentó mi gran amiga, la inquieta católica y seglar excelencia, Lili Álvarez. Fue una inolvidable tarde tomando el té en la residencia de las Misiones Evangélicas, en la calle de Zurbano, y discutiendo yo con la que era superiora acerca del original y heterodoxo místico católico maestro Eckart, que ella consideraba un hereje nefando y yo lo defendía de las equivocadas condenaciones sufridas después de muerto.
Aquello fue el inicio de una perdurable amistad que nunca disminuyó.
Aranguren ha sido intelectual, un filósofo sin jerga, como usan muchos de ellos y la gente recusa. Resultó además siempre un crítico que pasó por cuatro fases en su postura religiosa. Primero la crítica moderada, después la acerada sin ofender, para pasar a la de un católico heterodoxo, y terminar en un cristiano solamente dentro de esa heterodoxia que nunca le ha abandonado. Su peor momento ocurrió cuando estaba tan dolido por los injustos ataques que recibía de las alturas católicas. Durante un tiempo estuvo sin tratar el tema religioso, hasta que pasó a su tercera fase de católico heterodoxo. Fue en América, y al volver a España.
Opiniones divergentes
Sus últimos años han sido de sentirse un cristiano heterodoxo, que tenía opiniones divergentes -según su etimología- de las comunes en el mundo de tradición cristiana, que en España era la católica que en los últimos dos siglos, sobre todo, era muy conservadora. Sus libros para mí más representativos han sido su Catolicismo día tras día, su Catolicismo y Protestantismo como formas de existencia, su Ética, y su pequeño, pero muy jugoso librito, Lo que sabemos de moral. Lo demás son puestas a punto críticas, desde su prisma religioso evolucionado, de lo que se contiene sustancialmente en esos libros. Y contribuí, desde la Acción Católica de los años cincuenta, a que pasase la censura su libro Ética, porqué me pidieron un informe sobre él para darle la censura, y que di razonadamente de modo totalmente favorable.Ante todo ello habrá que preguntarse si Aranguren ha cambiado sustancialmente, desde el punto de vista religioso, y habría que concluir que no. Que sólo ha habido un desarrollo de lo que bien leído se encontraba latente desde el principio en sus obras religiosas. Es cierto que a los protestantes españoles no les gustó su libro citado sobre el protestantismo, pero quizá no entendieron que la idea fundamental de talante, que distingue lo católico de lo protestante, cada vez parece hacerse más evidente. Lo fundamental de la concepción aranguniana del talante es muy cierta: es la característica que ha tenido la influencia de las ideas de Aranguren en religión, su talante más que su contenido, que va evolucionando con el tiempo. Tuvo muchos amigos, de los que era entrañable amigo: lo mismo de sus alumnos que de sus conocidos y afines. Pero tenía también muchos enemigos doctrinales, lo mismo en la derecha que en la izquierda intemperantes.
Aranguren representa y representará por todo ello un hito importante en el transcurrir de la religión en España.
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