_
_
_
_
OPERACIÓN UVAS DE LA IRA

200.000 libaneses huyen alterrorizados de los bombardeos

Más de 200.000 civiles han huido del sur de Líbano tras los ataques que Israel desencadena desde el pasado jueves contra las bases de Hezbolá. La emisora de la milicia aliada de Israel, el llamado Ejército del Sur de Líbano, reiteró a primera hora de la tarde de ayer el ultimátum que dio el viernes para que los habitantes de 48 poblaciones abandonasen sus casas antes de que se reanudasen los bombardeos. El Gobierno de Beirut ha pedido a las Naciones Unidas que lance un llamamiento internacional de ayuda para los refugiados.

Decenas de miles de habitantes del sur de Líbano huyen con el semblante pálido por el miedo. Las mujeres lloran, hacinadas con niños y ancianos en los renqueantes vehículos cargados hasta los topes de cacerolas, colchones y mantas que cuelgan de las ventanillas. La radio israelí acaba de darles apenas tres horas para abandonar sus hogares.Los israelíes han dejado que sean sus aliados del sur de Líbano quienes, hagan el trabajo sucio. "El que avisa no es traidor", proclamaba al mediodía La Voz del Sur, la emisora de radio de esta milicia, "Esto es un comunicado del Ejército israelí. A las 14.15 se reanudarán los bombardeos. Los automovilistas deben abstenerse de utilizar la carretera de Beirut", agregaba el locutor.

La carretera de la costa ya está familiarizada con el éxodo. Este corresponsal atravesó las caravanas de refugiados en 1978, cuando los israelíes invadieron Líbano para "destruir al terrorismo". También en 1982, cuando el Ejército de Israel repitió la operación para "destruir al terrorismo". Y en 1993, cuando 300.000 libaneses volvieron a huir de los bombardeos en el sur del Líbano que iban a "destruir al terrorismo". Ahora es igual que entonces: conducir en dirección contraria a los aterrorizados civiles que van hacia el norte mientras Israel lanza una nueva ofensiva para "destruir al terrorismo". ¿Es que el mundo se ha vuelto loco?, deben pensar muchos refugiados. Algunos son los mismos, qué duda cabe, que huyeron en el pasado. Todos los conductores tienen pegada una radio a la oreja. Saben que Hezbolá ha vuelto a lanzar sus Katyushas sobre la ciudad israelí de Kiryat Shmona después de que la aviación israelí bombardease los suburbios de Beirut. Saben a qué atenerse. Se les ve meneando la cabeza con escepticismo.

Mientras tanto, las aldeas del sur, muchas de las cuales son lo bastante antiguas como para figurar en los anales de las Cruzadas, se han quedado vacías. Al atravesar el río Litani la carretera parece estar desierta. Un grupo de rezagados que caminan a trompicones suplica que alguien les lleve hacia el norte. Un pelotón de soldados libaneses patrulla la zona con sus vehículos blindados. Tienen la mirada fija en el cielo, en los cazabombarderos que revolotean en las alturas. Y en la antigua calzada romana de Tiro, tan desolada como una vía férrea, un helicóptero israelí vigila distante la escena.

Las casas de la ciudad de Tiro están cerradas a cal y canto. En una tienda de campaña de la ONU se oculta uno de los refugiados más tristes de todo el sur de Líbano. Mohamed Mera, de 67 años, ha huido de su pueblo y acaba de enviar a toda su familia -10 personas- a Beirut. Se arregla la túnica del lana blanca antes de asegurar que quiere volver a casa. Pero nadie le ofrece un medio de transporte. "Me quedé en mi casa durante los bombardeos de 1993, ya estoy preparado. ¿Por qué tengo que irme?", se pregunta. "El hogar es un buen lugar para morir".

Hacía falta demasiado valor para contarle a este hombre lo que acababa de decir la radio: que los israelíes están bombardeando los barrios del sur de Beirut. El refugio seguro adonde Mohamed había enviado a su familia.

The Independent / EL PAÍS.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_