Noticia de un concierto complaciente
Dos distinguidas cantantes británicas, de tan buena presencia como saber, se unieron en la Zarzuela para ofrecer lieder a dúo, una modalidad que gozó de bastante fortuna. En España, aristócratas o tonadilleras, fundían sus voces y su gracia, en boleros, tiranas, romanzas, melodías y demás aires en circulación. El mismo Granados, al crear su colección de Tonadillas incluyó una para dúo (Las currutacas modestas) por no hablar del delicioso número de Barbieri en Los diamantes de la Corona.Felicity Lott, soprano, es de Cheltenhan y Ann Murray, mezzosoprano, nació en Manchester. La gracia de la primera es más estilizada y elegante; la de la segunda más fuertemente subrayada y coloreada. No es bueno que en un dúo los valores y características sean idénticos, por lo que el resultado satisfizo a todos y pudo experimentarse eso que los franceses denominan plaisir de la musique. Ya Debussy aseguraba que "la música, humildemente, debe proporcionar placer".
'Lieder' a dúo
F. Lott y A. Murray, cantantes. G. Johnson, pianista. Obras de Purcell / Britten, Mehndelsson, Rossini, Brahms, Gounod, Saint-Saëns y Fauré. Teatro de la Zarzuela. Madrid, 23 de marzo.
Quizá lo más apartado de la línea general de la tarde fueran los cinco ejemplos de Purcell transcritos por Britten, dos de los cuales se cantaron a solo como en el caso de algún Mehndelsson o Rossini. Entre el salón romántico burgués y la canción popular Mehndelsson cala siempre, con aguda prospección en el alma del lied y en esa línea, pero desde su propia y fuerte personalidad, Brahms hace otro tanto.Delicioso Rossini
Delicioso Rossini -el Satie de su tiempo-, cuyo Dúo de los gatos fue inevitable y largamente aplaudido. Las dos caras de Gounod -lirismo sin tasa y el buen humor de La aritmética- precedieron a la bellísima Pastoral de Saint-Saëns y a su hispanizante El desdichado, de un casticismo bien entendido por quien entraba y salía en España como Pedro por su casa. En fin, la magistral melodía de Faure Llantos de oro y la giratoria Tarantella. Contaron las dos estrellas británicas con la estupenda colaboración del pianista Graham Johnson, de modo que este dúo de tres vivió y nos hizo vivir un manojo de agudas invenciones, producto del ingenio cuando no del genio.
Babelia
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