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Cristino de Vera expone en el Reina Sofia "una forma de mirar el sentimiento"

El museo reúne un centenar de dibujos "en el camino de la belleza y la expresión'

El mundo artístico y espiritual de Cristino de Vera (Santa Cruz de Tenerife, 1931) se expone en forma de dibujos a partir de hoy en el Museo Nacional Reina Sofía, de Madrid. Un centenar de obras sobre papel, a tinta negra y plumilla, recoge "la misma forma de mirar el sentimiento" de sus pinturas, a través de vanitas, bodegones, figuras y paisajes. "La perfección o la belleza total es un sueño; en la búsqueda está la verdad", declaró ayer el pintor ante una de sus escasas salidas al exterior, una forma de seguir en el camino de la obra de arte, a través de la belleza y la expresión.

En la antológica de hace un año en las salas del antiguo Museo Español de Arte Contemporáneo, de la Ciudad Universitaria de Madrid, figuraron algunos dibujos de Cristino de Vera, que seguían los temas y las técnicas de sus pinturas. Una lesión de columna le provocó la postura más cómoda para inclinarse sobre el tablero y trazar con paciencia una trama de líneas, paralelas o en diagonal. Ahora ha seleccionado un centenar de obras, la mitad de las realizadas, para su exposición, desde hoy y hasta el 17 de junio, en el gabinete de papel de la tercera planta del Reina Sofía."El papel tiene pureza, es intangible", dice Cristino de Vera ante los últimos dibujos en elaboración. Señala que sus pinturas tienen un fondo de dibujos pero ahora se ha extendido 11 con paciencia e intensidad" sobre el papel. Para el artista, el dibujo tiene "una belleza tremenda" y no establece distinciones con las pinturas en la obra de Rembrandt, Cézanne, Goya o Seurat. "Uso el dibujo como un cuadro, ya que técnicamente es lo mismo y lo único que cambia es el blanco y negro en lugar del color y las vibraciones del color. Dejo que ocurran cosas. En la pintura el ampaste es más duro pero en el papel la distribución de los blancos es de una belleza impresionante. Es una alegría haber trabajado durante este tiempo en los dibujos".

Cristino de Vera se detiene lo indispensable en el comentarío de su trabajo y, menos en el concepto de alegría, para salir al espacio, a ser posible en el telescopio Hubble. "Se busca un camino y quizá la muerte sea la verdad absoluta. La perfección es un sueno, o la belleza total. En la búsqueda está la verdad. El artista está también en otros campos, como los astrónomos o los biólogos, mientras buscan una bondad mayor. Hay que desmitificar al artista, su ego, la riqueza del arte, la especulación psicológica, que ha llegado a unos límites inadmisibles".

Un consuelo

"El arte es un consuelo", según el pintor, que trae nombres y teorías del mundo científico y de la historia de las religiones para plantear que "el arte no tiene final". Lo que le preocupa es la estética ligada a la ética, "la soledad temible de este mundo" y el ciclo de la vida del ser humano. "Estamos desamparados", dice, ante la postura del hombre con sus vanidades y tensiones que no pudieron modificar ni la galaxia infinita ni las teorías de Bruno y Galileo. "Hay que tener una conciencia humanística general, tener una conciencia incluso astronómica, existencial".

El artista está de acuerdo con Octavio Paz y agradece "haber vivido en este siglo". "El telescopio Hubble da más soluciones que mil filosofías y la búsqueda de Dios". En este terreno espiritual "todo es creación", por parte de los artistas en los diversos campos y también con la participación del espectador, "el acto de creación del que mira". "La belleza tendrá una finalidad pero no en sí misma sino después. El dilema mayor del universo es saber si hay algo superior al final".

"Todo es una metamorfosis". Cristino de Vera saca el pensamiento de Malraux para responder a una identificación de la vida y el arte. "En el fondo, el arte tiene dos vías, la belleza y la expresión, y así sigue hasta nuestros días. La belleza tiene una raíz platónica, es la búsqueda de la perfección, el aliento de Dios; y la expresión, desde Altamira y el románico, está producida por el miedo y el terror. De la nada no sale nada; todo está en un camino".

Nuevas formas

"Tengo mis limitaciones", dice el pintor, que desde los años cincuenta ha pasado del taller de Vázquez Díaz a provocar el interés y admiración de las últimas generaciones. En la exposición del Museo Reina Sofía figura una serie en homenaje al pintor Pepe Espaliú. "Parto de un esquema muy racional y busco variantes. Sigo teniendo miedo a la dispersión, por lo que sigo un rastro, una estela, alguna relación. Nunca he partido del vacío; voy evolucionando hacia cosas como la luz y la vibración de la luz. El arte tiene una parte técnica y otra más sensible y espiritual, que es bastante dura hasta que rompes la oscuridad en la mente".

El artista piensa que en el fondo se busca algo clásico, "una síntesis de cosas", como hacían sus "maestros mentales", desde Cézarme y Gris a Espaliú. De Picasso habla aparte porque es "cien pintores dentro de uno, como Goya en su época". Cristino de Vera dice que busca "una cosa intemporal", desde una postura alejada de la experimentación. "Los grandes genios hay que admirarlos, empiezan y terminan en sí mismos. Hay que tener cuidado con las vanguardias y los experimentos. Los nuevos caminos, como el de Bill Viola, se producen al margen de la pintura y tienen sus limitaciones, aunque las nuevas formas se incorporarán al arte y a la poesía. Hay también vías abiertas, por Duchamp o Beuys. Todos los grandes artistas tienen algo de espiritual y místico".

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