¿Guerra en el mar de China?
En julio de 1995, China inició una. serie de maniobras militares con el lanzamiento de misiles tierra-mar a 150 kilómetros al norte de Taiwan, cuyo propósito era reiterar su duradera negativa a descartar el uso de la fuerza militar para evitar un intento de independencia por parte de la isla. Para China, la capacidad demostrada por Taiwan de resistirse a la reunificación propugnada por Pekín es resultado en gran parte del apoyo político y militar de EE UU. Las bases norteamericanas en Japón, especialmente en Okinawa, se consideran cruciales para la defensa norteamericana de Taiwan. Por consiguiente, la descarada presión diplomática china sobre la isla estaba pensada, tanto para advertir a EE UU y Japón como para intimidar a la propia Taiwan.Las maniobras militares chinas prosiguieron hasta que, a finales de diciembre de 1995, una fuerza de combate norteamericana, con el portaaviones nuclear Nimitz a la cabeza, atravesó el estrecho de Taiwan. La, reanudación del tiro de misiles el 8 de marzo pasado plantea interrogantes sobre el resultado de cualquier conflicto militar en la zona y las opciones de Pekín en la actualidad ya la vuelta de unos años.
A pesar de la envergadura de las fuerzas armadas de China, su falta de capacidad de transporte anfibio, su inadecuada fuerza aérea y la posibilidad de una intervención militar de Washington parecen apuntar a que Pekín sería incapaz de invadir y ocupar Taiwan en un futuro inmediato.
La capacidad de China para aplastar militarmente a Taiwan puede parecer incuestionable a primera vista. El ejército de Pekín, con tres millones de soldados, es el mayor del mundo y tiene más de 7.000 tanques, más de 14.000 piezas de artillería, miles de aviones de combate, unos 60 destructores y fragatas y al menos 50 submarinos, cinco de ellos nucleares. En apoyo de estos efectivos hay que contar al menos 87 cabezas nucleares terrestres y 12 cabezas en un solo submarino con misiles balísticos. A este despliegue, Taiwan puede enfrentar a 378.000 soldados (más 1,5 millones en la reserva), una fuerza considerable, pero armada con menos de 1.000, tanques, puede que 1.000 piezas de artillería, 430 aviones de combate, 38 destructores y fragatas y 4 submarinos. Si los números por sí solos pudieran determinar el resultado de la guerra, la derrota de Taiwan, con su limitada capacidad de defensa y nada con que hacer frente al armamento nuclear de Pekín, parecería segura. Sin embargo, la valoración de las fuerzas militares de empleo efectivo y del contexto político de cualquier conflicto nos lleva a una conclusión diferente.
La distancia desde el continente hasta Taiwan es de unos 160 kilómetros -más o menos la distancia que cubrieron las fuerzas aliadas que navegaron del día D en 1944 desde el sur de Inglaterra hasta las -playas de Normandía-. Establecer la superioridad aérea y un control marítimo suficiente que permitiera una operación de desembarco anfibio en las costas de Taiwan está más allá de las posibilidades del anticuado aparato militar chino. Aunque su fuerza aérea, numerosa pero muy anticuada, pudiera pulverizar las defensas aéreas de Taiwan, esta guerra de desgaste tardaría semanas en doblegar a la isla exponiéndola al asalto anfibio y aéreo. Y la flota de supeificie china sufriría también pérdidas masivas debido a su mínima capacidad de defensa aérea.
La capacidad de los servicios de inteligencia de EE UU, especialmente la de los sensores con base espacial, da tiempo suficiente a su mando en el Pacífico (PACOM) para detectar una concentración de tropas en las costas (le China y determinar con precisión el volumen de esas fuerzas. Esto permitiría al PACOM reforzar la VII Flota (con base en Yokosuka) con elementos de la III Flota (con base en California). Los portaaviones Independence, con base permanente en Japón, y Nimitz ya están en la zona con sus respectivas flotillas. Éstos efectivos serían suficientes para tranquilizar a los isleños y convencer a Pekín de que las fuerzas estadounidenses están preparadas.
Aunque el armamento adquirido a Rusia en los cuatro últimos años ha mejorado la capacidad de las fuerzas chinas, la mayor parte de armamento y equipos están pasados de moda. Las armas más modernas, como el interceptor F8-11, se basan en tecnologías más recientes, pero son poco fiables y no igualan el rendimiento de las armas occidentales. El nuevo armamento ruso que podría utilizarse en un conflicto con Taiwan consiste fundamentalmente en 26 interceptores SU-27 (incluidos dos aviones de entrenamiento), equivalentes a los F-15, a los que se unirán pronto otros 24. Sin embargo, la producción bajo licencia de SU-27 no empezará hasta dentro de unos años. Cuatro submarinos diesel eléctricos clase Klio, dos de los cuales se han entregado ya, refuerzan el poder naval de China. De estas armas rusas, sólo los 26 SU-27 entregados en 1992 están en funcionamiento e integrados en la fuerza aérea de China.
La producción naval china incluye dos contratorpederos-lanzamisiles Luhu y cuatro fragatas Jiangwei. Aunque equipados con misiles de crucero contra buques más avanzados y sistemas de guerra antisubmarina ligeramente mejorados, sus precarios sistemas de defensa aérea dejan a estos buques peligrosamente expuestos a los ataques desde el aire y con misiles de crucero de largo alcance. La mejora de los más anticuados buques de tipo Luda y Jianghu, el grueso de las fuerzas de superficie, no resuelve ni compensa su debilidad en defensa aérea y guerra antisubmarina. La mayor parte de la fuerza submarina se compone de embarcaciones de clase Romeo adquiridas a la antigua Unión Soviética en los años sesenta, lo que las convierte en blancos fáciles para los modernos sistemas ASW.
La modernización del ejército de Taiwan se ha centrado en la defensa aérea y en su capacidad de hacer frente a un bloqueo naval. La isla ha adquirido 150 F- 16 a EE UU y 60 Mirage 2000 a Francia, que complementan los 130 interceptores Ching Kuo de diseño y construcción nacionales basados en la tecnología del F-16. Está previsto que la entrega comience en 1997 y finalice en 1999 o 2000. Dos escuadrillas del interceptor Ching Kuo han entrado ya en servicio y estarán apoyados por cuatro aviones Northrop Grumman E2 Hawkeye del sistema de control y alerta aéreos (AWACS), que pueden escrutar a fondo la China continental y dirigir los cazas de Taiwan. En cambio, China no tiene, que se sepa, ningún avión AWACS, lo que limita seriamente la eficacia de su fuerza aérea.
La construcción bajo licencia de siete fragatas de clase Cheng Kung, derivada de la clase Perry estadounidense, está mejorando la defensa marítima de Taiwan. Cuatro están ya en servicio. Hasta nueve fragatas de clase Knox han sido también arrendadas (seis han sido entregadas), más seis fragatas francesas Lafayette. Todos estos buques tienen defensas aéreas y sistemas ASW muy superiores a los construidos en China, así como mejores misiles contra buques. La principal debilidad de la armada de Taiwan es la falta de submarinos modernos, tan cruciales para una flota equilibrada. La mezcla de las presiones ejercidas por China a los proveedores potenciales y las reservas de los estadounidenses han impedido la adquisición de estas embarcaciones. Taiwan pretende defenderse contra misiles balísticos adquiriendo el sistema defensivo de misiles estratégicos Patriot. A raíz del amenazador uso por parte de China de misiles en 1995, se puede dar por hecho que Taiwan va detrás de sistemas norteamericanos más avanzados de defensa contra misiles estratégicos.
A menos que las adquisiciones y la construcción militar en China se aceleren, la capacidad de Pekín para someter a Taiwan rápidamente con fuerzas convencionales será poco mejor en el año 2000 que ahora. Al contrario, el programa de modernización de fuerzas de Taiwan parece darle una ventaja cualitativa crítica y sostenida en fuerzas aéreas y navales pese a la abrumadora superioridad numérica de los efectivos de Pekín.
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