El comercio importa más que los derechos humanos, dice Al
La comunidad internacional tolera la violación sistemática de los derechos humanos en China por temor a poner en peligro las oportunidades de inversión en aquel país, denuncia Amnistía Internacional (AI) en un informe titulado Nadie está a salvo. Pierre Sané, secretario general de Al, asegura que en China el Gobierno reprime "brutalmente todo lo que percibe como una amenaza al orden establecido".Amnistía asegura que Pekín utiliza la pena de muerte cada vez más para resolver problemas sociales. Y ofrece un dato demoledor: hay 68 delitos que acarrean la pena máxima. En China se producen más ejecuciones que en todo el resto del mundo.
En el mismo informe se dice que la tortura está generalizada y que cualquiera puede estar en peligro. Las descargas eléctricas son frecuentes. Se aplican en pies, manos, axilas, boca y órganos sexuales. Con frecuencia el torturado muere o queda gravemente lesionado.
En China nadie es considerado inocente hasta que no se demuestre lo contrario. AI asegura que se utiliza la ley para acallar a disidentes y aplastar a minorías étnicas. En el caso de los tibetanos se unen ambos extremos. AI denuncia que muchos monjes han sido encarcelados por desplegar una bandera tibetana o tener libros del Dalai Lama.
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