"Mi hijo no se dedicaba a la política"
Las casas de Majid Abu Warda e Ibrahim Saralma, los, dos jóvenes kamikazes responsables de los atentados del 25 de febrero en Jerusalén y Ashkelon, se encuentran muy próximas, en un callejón, y corren serio peligro de ser demolidas en las próximas horas conforme a la política de castigo que las autoridades israelíes aplican a las familias de terroristas.En los últimos 10 días ha habido varias demoliciones, entre ellas la de la vivienda de los padres de Yaya Ayash, El Ingeniero, el líder del ala militar de Hamas a quien los servicios secretos le pusieron una bomba el pasado 5 de enero. Su muerte fue la chispa que provocó la cólera islamista.
Desde la puerta de su pequeña residencia, la madre de Majid cuenta rodeada de mujeres y niños que aun no puede creerse que haya sido el autor de la feroz explosión del autobús urbano de Jerusalén. "¡No, no! Mi hijo no se dedicaba a la política", cuenta al hablar de su hijo, de apenas 19 anos, mártir, al parecer, de la causa del islam.
Un primo suyo , que trabaja para la Autoridad Nacional Palestina, cuenta que fue detenido durante varias horas por las fuerzas de seguridad israelíes. "No es de extrañar que estalle la violencia cuando las tropas realizan-allanamientos nocturnos, destrozan enseres, se llevan a gente inocente...".
Las perspectivas son muy sombrías en Hebrón. "Hay serio peligro de que nos adentramos en una espiral de violencia sin límites", confiesa Tayscir Tamimi, presidente del Tribunal Islámico de la ciudad. Tamimi, entra en disquisiciones cuando se le pregunta si los islamistas reconocen el Estado de Israel. Al final contesta: "Políticamente sí, moralmente no". Cree que es fundamental que Israel levante inmediatamente el cierre de la frontera "porque está sangrando nuestra economía".
Haled Mohamed Amayreh, periodista islámico que ha vivido varios años en EE UU, asegura: "Occidente no entiende esta zona. La mayoría del pueblo palestino está a favor de la creación de, un Estado islámico y democrático, por este orden".
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