La M-30 y la M-40 sólo tienen pantallas antirruido en sus tramos del norte
Las casas y las carreteras son malas vecinas, pero en el norte es menos grave. El ruido producido por el paso de los vehículos a gran velocidad constituye una molestia importante cuando sobrepasa los 65 decibelios (dBa) de día y los 55 por la noche. En la región de Madrid, 200.000 habitantes se encuentran expuestos a niveles de inmisión superiores a estos límites recomendados, según un estudio del Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente (MOPTMA). La inmisión es la recepción del conjunto de sonidos por el oído humano susceptible de medida con instrumentos técnicos. Para corregir la molestia que supone vivir al lado de la carretera, el ministerio ha levantado 17,3 kilómetros de pantallas antirruido para los 236 kilómetros de ribera en las circunvalaciones M-30 y M-40 y en la carretera de La Coruña hasta Las Rozas. Ninguno de los parapetos está al sur.La menor calidad de vida en la zona meridional respecto a la septentrional también se reproduce en la protección frente a la agresión sonora.
En el círculo de la M-30, las pantallas ocupan cerca de 2.000 metros, para un total de 76 kilómetros de márgenes. Es decir, sólo un 2,6% de la longitud total (si la M-30 tiene 38 kilómetros, al hablar de pantallas antirruido hay que duplicarlos porque cuentan las dos riberas de la vía). La cifra resulta elocuente, más si se tiene en cuenta que la M-30 es un continuo urbanizado, es decir, que tiene casas a los lados en todo su recorrido, excepto en Moncloa.
La M-40, con 120 kilómetros de márgenes (faltan por abrir al tráfico tres kilómetros), dispone de 10,5 kilómetros protegidos con pantallas, el 8'7%. Esta mayor densidad de muros antirruido por kilómetro se explica por la reciente construcción de la vía en el arco que va, en el sentido de las agujas del reloj, desde la N-V (Extremadura) hasta la N-I (Burgos).
Finalmente, otros ciudadanos protegidos son los que viven a ambos lados de la autovía de La Coruña. Su ensanchamiento ha dotado de 6,754 kilómetros de pantallas (un 16,75%) a los 40 kilómetros de márgenes de la vía hasta Las Rozas.
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Norte-sur
Los 17 kilómetros protegidos con pantallas han costado 3.000 millones
En el caso de la carretera de La Coruña, el ministerio ha compensado a los propietarios de las viviendas, colegios y comercios afectados por la expropiación necesaria piara ampliar la auto vía con una doble protección sonora. Además de instalar casi siete kilómetros de muros antirruido, la Dirección General de Carreteras ha empleado un pavimento drenante que reduce el es trépito de los vehículos en cuatro decibelios (dBa). Felipe Ruza, experto en protección ambiental de la Dirección de Carreteras, explica que cuatro dBa menos supone un gran avance, y lo razona así: "Los decibelios siguen una escala de progresión logarítmica, no geométrica; 70 y 70 dBa no suman 140, sino 73. De esta forma, reducir 10 dBa es reducir el ruido a menos de la mitad del existente. Si el ruido ambiente (la suma de los distintos niveles y fuentes de ruidos) es de tres decibelios, es inapreciable. Con cinco ya se percibe, y con 10 se nota el ruido el doble".La explicación de Alberola sobre la distribución de las pantallas no altera la realidad nortesur que refleja el mapa.
En la M-30 hay 920 metros de pantallas de doble altura en la avenida de la Ilustración (unos seis metros: no se suelen hacer de más de cinco porque sería encerrar a los residentes tras un muro). Protegen las viviendas situadas entre la avenida y la calle del Cardenal Herrera Oria, muy cerca ya de la carretera de El Pardo. Otros 657 metros de chapa de color verde protege . n las fincas de Puerta de Hierro del acceso desde la M-30 sur a la M-40 norte. Y 200 metros de pantalla, también metálica, se ubican en el parque de Fuente del Berro, junto al Pirulí de TVE. La M-30 tiene, casas en sus márgenes en 33 del sus 38 kilómetros.
Los vecinos de esos barrios residenciales cuentan con una reducción del ruido de hasta 15 dBa, la máxima que se consigue sólo con pantallas antirruido. Los distintos tipos de pantallas (de tierra y de tierra con jardinería; de hormigón poroso; metálicas, de acero o de aluminio y las transparentes o de cristal) proporcionan la misma eficacia, indica Felipe Ruza, siempre que tengan un mínimo de peso de 30 kilos por metro cuadrado. Las primeras, cuestan 18.000 pesetas el metro cuadrado después de instaladas, mientras que las de cristal son las más caras (45.000).
Felipe Ruza enfatiza que el Ministerio de Obras Públicas carece de una legislación sobre inmisión de ruidos (no existe en España), de forma que la Administración central ha asumido, sin obligación, los niveles de ruido por encima de los cuales se hace necesaria la protección en Alemania y otros países europeos. Dichos límites son 55 dBa por la noche y 65 de día. En Madrid había en 1992 casi 200.000 residentes a los lados de las carreteras que soportan niveles superiores, según un estudio del ministerio. Dicho informe añade que, de aplicarse medidas correctoras de ruido, en el año 2010 dicha población se reducirá a 30.000. Y si no hay correcciones, serán 288.000 los vecinos de la región expuestos al ruido de las carreteras de la red principal, las radiales y las circunvalaciones. Alberola estudia cuánto costarán las medidas paliativas.
Alberola aspira a que las expropiaciones para la M-50 reserven 50 metros de ancho para construir las pantallas a la vez que la carretera. La medida más avanzada ambientalmente, que en Madrid no se conoce, son las murallas verdes: una línea de árboles de 30 metros de ancho protege tanto como una pantalla.
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