Sampaio pide un esfuerzo colectivo para la modernización del país
El nuevo presidente de Portugal, el socialista Jorge Sampaio, solicitó ayer un esfuerzo colectivo para modernizar el país y destacó que el futuro de Portugal está unido al futuro de Europa. Durante la toma de posesión de su cargo, Sampaio, que sustituye al histórico líder socialista Mario Soares, animó a los portugueses a encarar con firmeza los desafíos a los que deberá enfrentarse el país. Por primera vez desde el restablecimiento de la democracia en Portugal, el presidente de la República, el Gobierno y los ayuntamientos más importantes pertenecen al mismo partido político, el socialista.
El ex alcalde de Lisboa Jorge Sampaio, de 56 años, se convirtió ayer en el tercer presidente de la República portuguesa elegido democráticamente después de la revolución de los claveles, que acabó, el 25 de abril de 1974, con 48 años de dictadura.El nuevo presidente se comprometió a hacer todo lo, que esté en su mano para "garantizar la estabilidad política", y subrayó su vocación europeísta. "El destino de Portugal está en Europa", afirmó en una audiencia en la que también estuvo presente el ex presidente de la Comisión Europea Jacques Delors.
Sampaio tomó posesión de su cargo en el palacio de San Bento, sede de la Asamblea de la República, ante los 250 diputados elegidos en las elecciones generales del pasado octubre y ante más de 60 altos dignatarios extranjeros, entre los que se encontraban ocho jefes de Estado, representantes de cuatro familias reales (el príncipe Felipe representó a España en la ceremonia) y cinco jefes de Gobierno. Entre el grupo de invitados extranjeros se en contraba una amplia delegación de la Internacional Socialista, que decidió cambiar su reunión prevista para este fin de semana en Venecia- por Lisboa para estar presente en la toma de posesión de Sampaio.
"Los próximos años serán decisivos para Portugal", vaticinó Sampaio durante su discurso de investidura. "El país tiene ante sí el desafío de garantizar un importante esfuerzo de modernización, sin generar fracturas políticas y sociales que minen la cohesión nacional", afirmó. Después enumeró las dificultades: "Hay señales inequívocas del aumento de las desigualdades sociales. Se acumularán y llegarán a niveles preocupantes las profundas asimetrías regionales en el desarrollo nacional, se producirán fenómenos de exclusión o de marginación de las minorías". A juicio de Sampaio, "la quiebra de solidaridad entre las generaciones aumentó, y los crecientes niveles de inseguridad o el aumento de los conflictos y las tensiones interregionales son expresión de esta quiebra de la cohesión nacional".
Por todo ello, Sampaio advirtió que 1a solidaridad debe ser un valor fundamental en la sociedad portuguesa. Debe estar presente en la formulación de las nuevas políticas de modernización, del empleo o de la reforma de la seguridad social. Ésa es la única forma de modernizar el país manteniendo la cohesión nacional y el sentido de compartir el futuro colectivo".
Transparencia
La concentración de todos los poderes en manos socialistas no debe ser una excusa, según advirtió Sampaio, pana olvidar los compromisos de transparencia defendidos por los socialistas en campaña. "Sé' muy bien", afirmó, "que a este nuevo ciclo político le corresponde una mayor exigencia de los portugueses en su relación con el sistema político, sobre todo por la necesidad de una mayor transparencia y de una renovada capacidad de dar respuestas concretas a las expectativas y ansiedades cotidianas de las personas".
Sampaio sostiene que es necesaria "una Europa fuerte, unida, abierta al exterior y preparada para garantizar los cuadros de estabilidad regional". El nuevo presidente defendió también concretar un anhelado proyecto: la creación de la "Comunidad de Estados y Pueblos de Lengua Oficial Portuguesa".
Mario Soares fue el coprotagonista de la toma de posesión de Sampaio. Ha visto cumplido' su sueño de dejar la política portuguesa en manos de su partido. "Eres el hombre que representa la libertad", dijo Sampaio al veterano político antes de imponerle el gran collar de la Orden de la Libertad en el palacio de Queluz. Soares invitó después a cenar al príncipe de Asturias, a cuatro jefes de Estado y a dos ex presidentes.
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