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La izquierda y el PP se insultan al debater el 'supercontrato' adjudicado al Banco Santander

José Manuel Romero

El pleno de la Asamblea de Madrid terminó ayer como el rosario de la aurora. La izquierda regional (IU y PSOE) libró con el Partido Popular el debate más encarnizado, de los últimos años: insultos de todas las ideologías cargaron de tensión la contienda. Se trataba de analizar el supercontrato adjudicado al Banco Santander y al Banco Central Hispano para cobrar los tributos regionales (unos 140.000 millones de pesetas). Para este trabajo, la izquierda prefería a Cajamadrid. Al final, Gobierno y oposición se acusaron de colocar a sus amigos en Cajamadrid.

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El consejero de Hacienda, Antonio Beteta, arrancó el debate con datos definitivos: "Los bancos seleccionados nos permiten ganar 1.200 millones de pesetas. Ninguna otra oferta era mejor". Luego, recordó que la oposición prefería a Cajamadrid, aunque no fuese la mejor oferta y aprovechó para cargar contra la izquierda: "Eso es una incitación a cometer un delito de prevaricación, lo que no ocurrirá jamás en mi Consejería. ¡Jamás!".Izquierda Unida tomó entonces la iniciativa. El portavoz, Juan Antonio Candil, contó sus averiguaciones y arrojó sobre el PP sospechas de trato de favor a Emilio Botín, presidente del Santander, que les apoyó en la pasada campaña. El portavoz de IU señaló una anomalía concluyente: "Han aprobado los criterios sobre lo que consideran mejoras, un mes después de haber estudiado todas las ofertas. Y, casualmente, esos criterios son los que mejor se ajustan a las ofertas ganadoras".

Izquierda Unida relacionó ayer la adjudicación del supercontrato con la lucha por la captación de clientes en Madrid. "El ciudadano abre una cuenta allí donde tiene que pagar impuestos. Eso significa que el Santander y el BCH robarán mercado a Cajamadrid". Candil explicó que los 1.200 millones que ganará la comunidad con los bancos privados, los regala Cajamadrid todos los años para el salario social. "En los últimos 10 años, la obra social de Cajamadrid ha invertido 120.000 millones en la región", afirmó. En su defensa de la entidad madrileña, el portavoz de IU indicó que tiene más sucursales que el BCH y el Banco Santander juntos y mucho mejor sistema informático. La intervención de Candil acabó en denuncia: "La concesión es impresentable, irregular y no tiene ni pies ni cabeza".

Después llegó el socialista Adolfo Piñedo para ampliar la invectiva. "Ustedes han hablado el lenguaje de los bancos en lugar de hablar el lenguaje de los ciudadanos".

Muy serio

Cuando el consejero de Hacienda salió a la tribuna, la paciencia de su grupo se agotaba. Ruiz-Gallardón, muy serio, seguía la discusión.

Beteta le alivió con sus explicaciones: "Si le quitamos el cobro de los tributos a Caja Postal, que lo tiene ahora, para dárselo al BCH y al Santander, quien perderá clientes es Caja Postal, pero nunca Cajamadrid". Entonces Beteta endureció su discurso contra el portavoz de IU: "Ha aprobado usted la primera oposición para entrar en Cajamadrid, que ha sido una fuente de colocación de ex altos cargos [socialistas] de la Consejería de Hacienda". Al escuchar esta acusación los compañeros de Candil se levantaron y abandonaron el sala. El acusado se defendió levantando su dedo corazón a Beteta.

Ángel Pérez, presidente de Izquierda Unida, apoyó a su diputado: "Esto es intolerable", exclamó. Candil explicó: "Soy administrativo del Banco Central y allí volveré si no encuentro otro sitio mejor. Yo sí puedo ir con la cabeza muy alta por la calle, no como algunos de ustedes".

El presidente de la Asamblea, Juan Van-Halen, pidió al diputado de Izquierda Unida que retirara sus palabras. Pero Candil insistió: "Si quiere se lo explicó mejor".

Los socialistas, revueltos, respondieron con armas parecidas. Su portavoz, Jaime Lissavetzky, usó la palabra para afirmar que el Partido Popular había colocado como presidente de la fundación Cajamadrid, a Alfredo Pérez Armiñán, asesor de cultura de José María Aznar. Y concluyó: "Usted, señor Beteta, está flotando, está KO. No le tengo ningún aprecio".

Beteta, ya en el pasillo, dio los nombres de los socialistas colocados: "El señor Fanego, que era director general de la Consejería de Hacienda y el señor Olegario Oubiña, que era viceconsejero".

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