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Myriam Mézières: "Es un desafío mostrar dignidad moviendo el culo"

La actriz y musa de cineastas estrena 'Extraña fruta' en Madrid

Es actriz de cine y teatro, cantante y escritora, compone música, tiene un cuerpo elástico lleno de lenguajes cuando lo desviste y hábilmente desprotegido cuando aparece con ropa. Myriam Mézières, musa de cineastas europeos y mito erótico de miles de cinéfilos, se muestra como poderosa reina de paraísos sexuales: "Para mí es un desafío mostrar dignidad y elegancia mientras muevo el culo completamente desnuda". La actriz llega a Madrid para presentar Extraña fruta, su cabaré erótico, a partir del próximo viernes, en el teatro Alfil.

Entre ella y el cineasta Alain Tanner hace años que se cruzó una pasión de la que surgieron, amén de cuestiones privadas, varias películas en las que ella participó en el guión (El diario de Lady M, entre otras). Antes y después muchos de los grandes del cine y del teatro se han interesado por ella.Ahora, los miles de cinéfilos que la han convertiddo en su mito, erótico o no, podrán verla en carne y hueso en el Teatro Alfil, con su espectáculo, Extraña fruta, con el que ya encandiló al público barcelonés hace un año. Elige este local intimista porque afirma que tiene un "público con talento" al que mostrar su propuesta: "Ahora se habla de la mujer pero, como ser social, nadie habla de la mujer desde su mismo núcleo".

Habla de cabaré-erótico, pero su creadora deja claro que se aleja de los clichés de este género. "Nunca haré algo totalmente erótico, para mí el erotismo es algo emocional, en este sentido soy muy tradicional y no puedo separar el sexo del amor, el erotismo de un sentimiento, de la poesía...". En el espectáculo, de sus órganos sexuales surgen orquídeas en flor.

De edad indefinida y desconocida, esta mujer, capaz de invitar cada noche a jugar con un cuerpo, el suyo, a cientos de espectadores, no oculta su inseguridad, su insatisfacción con ella misma y su sentimiento trágico de la vida. Se desnuda en el escenario y mantiene un difícil equilibrio para no descontrolar nada. También se desnuda, en el sentido poético, en la privacidad. Se emociona y se permite que unas lágrimas le estropeen el maquillaje cuando habla, no sólo de su ambición de aportar glamour, sino de estar siempre al lado de los desposeídos: "Nunca dejaré de hablar de la pobreza, nunca olvidaré a los que nacieron en la oscuridad y están solos..., milito para la gente sin acceso a la cultura, para darles mi idea de la dignidad y la elegancia".

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