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Van Morrison trae a España un concierto de puro 'rock and roll'

El cantante irlandés actúa esta noche en Madrid

Diego A. Manrique

Van Morrison, el más legendario de los cantantes irlandeses, visita nuevamente España: dos conciertos, en Madrid (29 de febrero) y Murcia (1 de marzo) para los que se han agotado rápidamente las entradas. En esta ocasión, Morrison ha prometido "conciertos de puro rock and roll', lo cual no debe tomarse en sentido estricto pero que puede ser un aviso de que no habrá descanso para los pies.

George Ivan Morrison cumplió los 50 años el pasado 31 de agosto y quiere cuidarse: en sus camerinos exige yogur bajo en calorías, Nescafé descafeinado, queso y un poco de vino blanco. Moderación es el nombre del juego, aunque todo depende de las circunstancias: en Oviedo, tras su concierto con los Chieftains, montó en el hotel una estruendosa fiesta irlandesa -con gaita incluida- que tuvo desveladas a las pobres monjas que viven enfrente, a pesar de que ellas también están últimamente en el negocio musical.Puede haber adoptado hábitos light, puede estar perdido por una miss Irlanda, pero Van no se ha reblandecido: sigue siendo poco amigo de lo! saraos de la industria discográfica y prefirió prescindir de hacer relaciones públicas en la fiesta de los premios grammy para venirse a tocar a España.

En sus momentos más inspirados, Morrison se deja llevar por el arrebato, busca ese torrente extasiado en el que las notas y las palabras fluyen libres por encima de las fronteras musicales. Este tipo rechoncho e irritable habla muchos idiomas -blues,jazz, folk, soul, country- pero se ha inventado un vocabulario personal, empapado de su particular misticismo celta, acotado por poetas y filósofos a los que invoca para llegar a esos instantes de desbordamiento emocional.

En directo, Morrison es un músico generoso, que concede espacio a los instrumentistas que le respaldan (que no ignoran que, si fallan, pueden ser castigados con una de esas largas, feroces, implacables miradas que convierten en gelatina al culpable). Entre los nueve músicos de acompañamiento que trae están titanes del swing y el funk como el teclista Georgie Fame y el saxofonista Pee Wee Ellis.

Por parte del oyente, un reto diferente: Van Morrison tiene que demostrar en 1996 que posee buen juicio sobre su propia obra, un discernimiento que le ha fallado ocasionalmente. Ahora, Van anda preparando una revisión panorámica de sus más de 30 años de grabaciones, un corpus amplísimo y heterogéneo: una de esas cajas con varios discos que pretenden resumir una trayectoria musical.

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