El Gobierno belga rechaza pedir de nuevo a la justicia las extradiciones de etarras como solicitó España
Bélgica se enroca. La reunión bilateral entre delegaciones española y belga, aprovechando la convocatoria extraordinaria del Consejo Ejecutivo de Schengen, ayer en La Haya Holanda), sólo sirvió para constatar las enormes diferencias que separan a ambas partes. Las autoridades belgas se negaron a acceder a la petición española de solicitar de nuevo a la justicia la extradición de dos presuntos etarras. España logró colocar dos cuñas en el comunicado de la reunión de los siete países que aplican el Convenio de Schengen. En el texto se reitera "con la mayor contundencia" la condena del terrorismo.
La primera cuña consiste en una referencia a la revisión urgente del artículo 60 del convenio sobre extradiciones y en la segunda se hace hincapié en la necesidad de establecer medidas cautelares con los presuntos terroristas.El ministro del Interior de Bélgica, el flamenco Johan van de Lanotte, se negó en redondo a aceptar la propuesta española de que su Gobierno presente una nueva demanda para que el Consejo de Estado pueda autorizar finalmente la extradición a España de los presuntos colaboradores de ETA Luis Moreno Ramajo y Raquel García Arranz.
En declaraciones a la prensa, Van de Lanotte fue tajante: "No podemos presentar una segunda petición al Consejo de Estado. No podemos extraditarles. No podemos poner a los dos vascos bajo control policial como si fueran criminales". El ministro del Interior daba así un carpetazo a los intentos de España de lograr un acuerdo bilateral que permita superar la crisis.
Un miembro del gabinete del ministro belga, que pidió permanecer en el anonimato, reconoció, sin embargo, que sí existe la posibilidad legal de presentar esa segunda petición. "Pero sería ridículo, ¿no?", añadió.
Van de Lanotte fue aún más allá, al asegurar que su país no tiene la culpa de lo que está ocurriendo: "La culpa la tienen España, Francia y el Reino Unido, que en 1993 no se pusieron de acuerdo para suprimir la noción de delito político' en Europa en los casos de terrorismo.
El secretario de Estado para la Unión Europea, Emilio Fernández Castaño, y la secretaria de Estado de Justicia, María Teresa Fernández de la Vega, se entrevistaron con Johan van de Lanotte poco antes de que empezara la reunión general.
No hubo ningún progreso. Ambas partes acordaron mantener un encuentro entre técnicos la semana próxima, en el que España tratará de ilustrar a las autoridades belgas sobre las posibilidades que encierra su legislación si de verdad quieren cooperar en materia antiterrorista.
Fernández de la Vega hizo énfasis en la exigencia española de que los dos presuntos colaboradores de ETA sean sometidos a vigilancia, a lo que se negó Van de Lanotte. España también expuso su intención de suspender la cooperación judicial con Bélgica. A juicio del ministro belga "lo han planteado de forma difusa; se puede entender que sí, que han dicho eso, pero también se puede entender que no lo han dicho", declaró con soma.
A juicio de Fernández de la Vega, la suspensión de la cooperación "se puede hacer en el marco de Schengen, porque todos los convenios internacionales tienen la posibilidad de ser impugnados cuando una de las partes no lo cumple, y Bélgica lo incumplió".
Más allá de las polémicas legales, lo importante, para la secretaría de Estado, es que España ya ha aplicado esa medida en la práctica, al apoyar el Gobierno la decisión de no extraditar a dos ciudadanos belgas reclamados por la Justicia. Se actuó en reciprocidad a la decisión del Consejo de Estado belga (tribunal supremo administrativo) de suspender la entrega de los etarras.
Los seis incumplimientos de Bélgica
España dejó ayer muy claro a sus socios de Schengen (Alemania, Bélgica, Francia, Holanda, Luxemburgo y Portugal, que, como España, aplican el convenio, más Austria, Grecia e Italia, que lo han firmado pero aún no lo aplican) que no tiene intención de dinamitar el espacio común que han construido, ni cerrar sus fronteras ni poner en duda la independencia del poder judicial.Esos fueron los grandes principios expuestos en La Haya al iniciarse la reunión del Consejo de Schengen, convocado con carácter extraordinario a petición de España. La aclaración tranquilizó a algunos socios, temerosos de que la libre circulación de personas pudiera quedar reducida a cinco países: Alemania, Bélgica, Holanda, Luxemburgo y Portugal.
La delegación española, encabezada por la secretaria de Estado de Justicia, María Teresa Fernández de la Vega, y su homólogo para la Unión Europea, Emilio Fernández Castaño, expuso ampliamente el conflicto con Bélgica a los seis socios que ya aplican Schengen y a los tres que, tras haberlo suscrito, aspiran a incorporarse plenamente.
A juicio de España, Bélgica ha incumplido el artículo 60 del convenio, referido a las extradiciones por delitos de terrorismo; ha permitido que los dos presuntos colaboradores de ETA gocen "de libertad absoluta e impunidad total"; no ha respetado la orden de prisión y el auto de detención del juez español; no se ha ejecutado la orden de abandono del territorio belga dictada tras la denegación del estatuto de refugiado; no ha aplicado el artículo 16 del Convenio Europeo de Extradición sobre detención preventiva o libertad provisional para impedir que huyan; no ha subsanado con una nueva acta de extradición el defecto de forma detectado por el Consejo de Estado belga para suspender provisionalmente la extradición.
Este órgano, la más alta instancia jurídico-administrativa belga, tomó el 5 de febrero esa decisión pese a que el Ministerio de Justicia de Bélgica había recomendado la entrega a España de Raquel García y Luis Moreno acusados por la Justicia española de colaboración con el comando Vizcaya.
Declaración genérica
A la detallada argumentación española, el Consejo de Schengen respondió con una declaración genérica que elude pronunciarse sobre el contencioso. Se limita a reafirmar su condena del terrorismo, a insistir en la necesidad de mayor cooperación, a pedir un estudio técnico urgente sobre la aplicación del artículo 60 del convenio, que se refiere a la extradición -aunque Holanda, presidente de turno de Schengen, señaló que no se buscarán mecanismos de extradición automática-, solicita a la Unión Europea que acelere los trabajos sobre la mejora de la extradición y subraya "la necesidad de que todos los Estados miembros adopten todas las medidas necesarias, incluidas las medidas cautelares, para salvaguardar el espacio de libertad y seguridad que es Schengen".
Este último punto es el único que supone un ataque indirecto a las posiciones mantenidas por Bélgica y a su ministro del Interior, que se niega a someter a Luis Moreno y a Raquel García a control policial hasta que el Consejo de Estado belga se pronuncie, dentro de cinco meses, de forma definitiva sobre su extradición a España.
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