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Europa, a la sombra de los rascacielos

Una exposición analiza en Barcelona el impacto de EE UU en la arquitectura europea

La madre, Europa, empezó sintiendo curiosidad por los logros de su retoño, Estados Unidos, y acabó sucumbiendo a sus encantos. Europa vivió el sueño americano mucho antes, al parecer, de que el hijo alcanzara el suficiente poder para imponer, pesadillas incluidas, sus métodos. Esta es, más o menos, la historia que explica la exposición La tentación de América, un documentado recorrido por la influencia que América ha tenido sobre la arquitectura europea del siglo XX que, desde ayer y hasta el 5 de mayo, se presenta en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona.

Los rascacielos, el gigantismo, las grandes autopistas, las fábricas en cadena, el reino del automóvil, los electrodomésticos, los letreros luminosos. Símbolos todos de una determinada imagen de América de Estados Unidos en concreto, que durante décadas fascinaron a la vieja Europa. La exposición no se centra en los logros o innovaciones de la arquitectura estadounidense, sino que los refleja, como en un espejo, enseñando la influencia que tuvieron en la arquitectura europea de la época y, en especial, en los artífices del Movimiento Moderno, que destilaron algunos de los logros de los estadounidenses. "Es una exposición de investigación construida a través de un considerable trabajo de campo", comenta Jean-Louis Cohen, comisario de esta exposición, que, antes que en Barcelona, se presentó en el Centro Canadiense de Arquitectura de Montreal. "Articula de manera temática y crítica aspectos confusos de la arquitectura europea".Americanismo

La tentación de América reúne 356 documentos -dibujos originales, fotografías, planos, fotomontajes, libros, revistas y croquis- que reflejan esta interrelación entre América y Europa. El espectacular montaje, a cargo de Fernando Marzá, enfatiza con la ayuda de videos e imágenes repetidas, los diferentes apartados en los que se ha distribuido la exhibición. El marco cronológico está delimitado entre 1893, año de la gran exposición de Chicago en conmemoración del IV Centenario del descubrimiento de América -que supuso el primer gran desembarco de arquitectos e ingenieros europeos en la ciudad pionera de los rascacielos-, y 1960, fecha en la que se considera que el americanismo, la fascinación por Estados Unidos, ha dado paso pleno a la americanización, la exportación masiva de sistemas económicos y culturales estadounidenses a Europa.

Cohen manifiesta: "El americanismo es un hecho incontestable que ha marcado gran parte de la cultura europea de este siglo". Ni siquiera es un fenómeno del siglo XX, ya que, explica Cohen, el mismo Baudelaire se refería a la "americanomanía" en términos despectivos, en un escrito de 1857. "No hay relación directa entre la realidad y el americanismo; éste se anticipa en mucho a la hegemonía posterior de Estados Unidos. América representó durante mucho tiempo la escena de la vida futura, el lugar ideal en el que se podía representar el destino europeo". Europa creyó que su futuro pasaba antes por Estados Unidos, y el americanismo, opina Cohen, "atravesó culturas cívicas y proyectos políticos muy diferentes. Ha habido un americanismo estalinista de las vanguardias, un americanismo estalinista de los cincuenta, un americanismo nazi, un americanismo socialdemócrata...".La exposición está dividida en seis grandes apartados, que explican tanto los primeros dibujos en los que arquitectos europeos intentan imitar los rascacielos estadounidenses sin haberlos visto nunca en directo como las fantasías maquinistas de los futuristas, la implantación del sistema de producción americano en Europa, los experimentos europeos en la proyección de rascacielos, la influencia que la ingeniería americana tuvo en intelectuales y arquitectos de todas las tendencias e ideologías, o las críticas que empezaron a surgir en los sesenta ante a implantación en Europa del consumismo americano.España

Cohen considera que, en su primera etapa, el americanismo es un fenómeno que afecta principalmente a Alemania y, a partir de este país, a Francia, Países Bajos y Rusia. De hecho, son estos países los representados más ampliamente en la exposición y esto justifica, a juicio de Cohen, la escasa presencia española. "Pienso que el americanismo español, en este primer momento, es más indirecto que el de otros países europeos", indica Cohen. "Naturalmente, hay casos excepcionales que tendrían cabida, pero me interesaba más mostrar las grandes líneas de influencia, el eje a través del cual se desarrolla este americanismo en Europa, y en este campo la amplitud y volumen de ejemplos es mayor en otros lugares. En una segunda etapa, la de la americanización, naturalmente España está implicada, al igual que casi todos los países".

La exposición, arropada por un completo catálogo, tiene el aliciente de presentar abundantes dibujos y piezas documentales de personalidades como Le Corbusier, Mies van der Rohe, Lissitzky, Mendelshon y Loos, que en numerosos casos no se habían exhibido antes en España.

Babelia

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