¿Otro agosto caliente?
LUIS GÓMEZ Si el fútbol europeo está confuso, el fútbol español se acerca al estado de shock. Los clubes han interpretado la sentencia Bosman como una oportunidad para resolver sus reivindicaciones y, lejos de hacer una lectura reflexiva, han comenzado a utilizarla como arma arrojadiza.Algunos parecen haber entendido la libertad de circulación con la libertad de comercio, la libre competencia con el libertinaje.
España añade algunas peculiaridades al caso Europeo. Una es la de un más que posible cambio de Gobierno que, dado lo poco que sobre materia deportiva ha dicho el PP, crea una lógica incertidumbre: ¿Que dice el PP de la Liga de 22, de las quinielas, del plan de saneamiento, de la venta de derechos televisivos?...
Otra peculiaridad el una tendencia casi congénita del fútbol nacional a repudiar toda acción conjunta. Así, la sentencia Bosman ha actuado como una excusa para romper con lo establecido. En los últimos días, los grandes hablan de defender sus intereses, y los modestos avisan con asociarse. Los poderosos piden un voto ponderado y los pequeños defienden con su sangre la filosofía de un club un voto, los grandes piden que los derechos de televisión sean para los que se trabajen las audiencias mientras los pequeños reclaman solidaridad..., los grandes suspiran por dejar la Liga en 18 y la mayoría demanda 22 para siempre amén....los grandes quieren más partidos en Europa y los pequeños más en casa.
Tercera peculiaridad. Dada la poca experiencia de nuestros clubes a la hora de funcionar como sociedades anónimas, no existe ninguna seguridad de que la ley se cumpla. ¿Cuántos propietarios son testaferros de una empresa o de un particular? ¿Cuántos clubes pueden estar ahora siendo gobernados por las mismas manos? ¿Es posible adulterar la competición? La Liga Profesional reconoce que lo desconoce casi todo sobre el accionariado del fútbol español.
En tales circunstancias, no es muy difícil prever otro agosto caliente cuando, para finales de julio, la Liga dicte veredicto sobre la próxima temporada. Sobre todo si, para entonces, la Liga se ha vuelto ingobernable.
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