Marc Márquez gana el GP de Tailandia e inicia la reconquista del título de MotoGP

Marc Márquez se llevó con una exhibición de poderío y sangre fría el GP de Tailandia de MotoGP para inaugurar la temporada 2025 con un fin de semana redondo que le sitúa como primer líder del Mundial con 37 puntos de 37 posibles. La última vez que el ocho veces campeón del mundo triunfó en el trazado de Buriram, en 2019, celebraba precisamente la consecución de su último alirón en la categoría reina. Ahora, en el mismo escenario, el piloto de Cervera inició la reconquista de la corona en su estreno con la Ducati oficial, el mejor equipo y la mejor moto de la parrilla, superando con holgura a su hermano Alex Márquez y su compañero de garaje Pecco Bagnaia.

El 93 repitió el guion del sábado en los compases iniciales del Gran Premio, aunque luego tuvo que superar un problema inesperado a mitad de carrera. Firmó una salida de manual y se destacó en apenas dos vueltas. Por detrás, su hermano Alex se las tuvo con Bagnaia tras la arrancada, pero se consolidó en segunda plaza tras recuperar posición con el meritorio novato de Aprilia Ai Ogura y el tricampeón italiano. En cuatro vueltas, Marc ya lideraba la carrera con un segundo de colchón sobre el resto, insultantemente cómodo mientras por detrás iban con el agua al cuello.

“Ayer estaba feliz, hoy estoy exultante. Esto es un sueño. Empezar mi viaje con Ducati con una victoria en Tailandia, donde gané mi último título, y compartiendo podio junto a mi hermano es increíble”, compartió con una enorme sonrisa el piloto catalán, que desde el GP de Qatar en 2014 no lograba un triunfo en la prueba inaugural del certamen. Es la victoria 63 en MotoGP y la 89 en todas las categorías mundialistas, pero sin duda la más especial de todas por la carga emotiva de compartir la primera y la segunda plaza con su hermano pequeño, un hito inédito en la élite.

Cuando la victoria parecía encarrilada, el líder cortó gas de repente y para sorpresa de todos en la séptima vuelta. La Desmosedici satélite de Gresini le pasó como un avión, y en el garaje de Ducati oficial no daban crédito. En primera instancia, temieron por un problema mecánico, pero luego entendieron que la alarma de presión baja de neumáticos debió alertar al piloto de una posible sanción. “Un poco extraño”, comentaba Marco Rigamonti, jefe técnico del mayor de los Márquez, al resto de mecánicos. La normativa actual de gestión de neumáticos prohíbe que las motos rueden más de la mitad de la prueba por debajo de la presión mínima de seguridad establecida por Michelin, proveedor de gomas del certamen.

“He visto que la presión de delante no mejoraba con las vueltas. La presión no entraba y tenía tres vueltas de margen, por eso me he mantenido detrás de Alex todo ese tiempo. Cuando he visto que había cumplido con el mínimo establecido, es ahí cuando he atacado y he abierto el hueco. Tenía un poco más, estaba cómodo, y por esto he podido salvar la situación”, detalló el ganador. El revés técnico, producto de un mal cálculo de la evolución de la presión bajo el calor achicharrante de Tailandia por parte de los ingenieros, intercambió el orden de los Márquez. Alex comandó desde esa séptima vuelta hasta la vigesimotercera, cuando Marc encontró el hueco definitivo rumbo a la victoria en una última curva que se le da de maravilla, la misma donde firmó el adelantamiento sobre Fabio Quartararo por la victoria y el campeonato en 2019. En ese periplo detrás del calor adicional que le proporcionó el rebufo del hermano pequeño, el ganador consiguió recalibrar la presión de la goma delantera y salvarse de una sanción de 16 segundos en la línea de meta.

“Por un momento he pensado que teníamos la victoria ahí, pero luego vi que Marc estaba muy cerca. Sin rebufo, tuve que gastar toda la energía y desgasté más el neumático trasero”, comentó Alex desde el parque cerrado. “La segunda posición era nuestro máximo objetivo, y mantener detrás a un campeón como Pecco no es nada fácil”, celebró el pequeño de la saga familiar, a quien todavía se le resiste la primera victoria en un gran premio de MotoGP. Hasta él, que le conoce mejor que nadie, tuvo dudas sobre las verdaderas intenciones de Marc cuando dejó pasarle en plena carrera.

El embrollo de los neumáticos arengó por momentos a un Bagnaia incapaz de cerrar del todo el hueco con la familia ilerdense, dominadora absoluta de este arranque de curso. El italiano, cordial en la celebración en el podio, no pudo esconder la decepción de verse tan lejos de los dos Márquez cuando apenas arranca el campeonato del mundo. “Lo he dado todo y no podía acercarme demasiado a Alex. Creo que Marc estaba jugando con nosotros, si hubiera querido nos habría sacado cinco segundos en meta. El objetivo era conseguir esa segunda plaza, pero finalmente terminamos terceros tras un fin de semana malo”, lamentó el turinés, visiblemente decepcionado “Espero encontrarme mejor con la moto desde el principio. Tenemos que entender cómo mejorar porque la moto es muy parecida a la del año pasado pero todavía no estoy del todo cómodo”, añadía el hasta ahora referente absoluto de la fábrica que marca el paso en la categoría reina.

En línea de meta, volvió a sorprender Ogura, vigente campeón de Moto2 y quinto como mejor Aprilia. Johann Zarco, séptimo con la Honda satélite, animó también la remontada de los japoneses, que lamentaron la caída de Joan Mir cuando rodaba en esa misma plaza a diez vueltas del final. Brad Binder, octavo, fue la mejor KTM después de que Pedro Acosta se fuera al suelo en el tercer giro, muy lejos la fábrica austríaca de los líderes de la categoría. Yamaha, que parecía fuerte en los test en este mismo escenario, se hundió y quedó a las puertas del Top 10 con Jack Miller undécimo y Quartararo decimoquinto.