Cambio de formas pero no de fondo
El fondo no cambiará pero la forma puede experimentar algunos retoques. Esta es la opinión de los expertos consultados sobre las consecuencias, en materia de política exterior, de la eventual llegada del PP al poder.Durante las cuatro legislaturas socialistas, "la política exterior ha sido, en sus líneas maestras acertada, y los errores iniciales, como el de la OTAN, han sido subsanados", afirma Santiago de Mora Figueroa, marqués de Tamarón, director del Instituto de Cuestiones Internacionales y Política Exterior. "Las equivocaciones, como sus reticencias ante el mantenimiento en la OTAN, fueron en general rectificadas a tiempo".
De ahí que todos vaticinen, junto con Rafael Bardají, director del Grupo de Estudios Estratégicos, que con el PP en el Gobierno "habrá continuidad con tanta o más razón que en lo concerniente a los objetivos a alcanzar no hay diferencias sustanciales con el PSOE".
Los cambios serán por ello más aparentes que de fondo. "El PP llegará con un prurito nacionalista por delante", asegura Bardají. "Los populares mencionan, por ejemplo, con más frecuencia la defensa del interés nacional, lo que el PSOE tardó 10 años en hacer, y tienen acaso una visión menos ingenua de la política internacional".
"Intentarán también dar un nuevo impulso a muchas políticas, incluida la exterior", recalca, por su parte, Fernando Rodrigo, subdirector del Centro Español de Relaciones Internacionales. "Es lo que sucede cuando en la dirección de una Administración se coloca a gente nueva que tiene ilusión y cree poder contar con capacidad de movilización".
Está por ver si lo lograrán ya que a la vista de la experiencia socialista de la última década, "no está claro", según Rodrigo, "que a España le permita su intendencia (sociedad civil, administración, etcétera) jugar en el patio de los grandes de Europa", aunque a veces puede tener la ilusión de hacerlo como al final de la década pasada, cuando surgió una coyuntura excepcional.
Para el marqués de Tamarón el principal desafío de política exterior es, para España, evitar la desestabilización del norte de África y sus repercusiones desastrosas sobre el sur de Europa.
"¿Estaremos en el 2000 a la cabeza de ese continente con el puñado de países que disfrutará de la moneda única o nos habremos dejado marginar?". Éste es, según Rodrigo, el gran reto al que se enfrentará España. Ambos coinciden en que en los programas electorales de los partidos no hay respuestas adecuadas a estas cuestiones.
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