Hallados dos cadáveres en la zona del atentado

Los cadáveres de dos víctimas del atentado perpetrado el viernes por el MA en el distrito financiero de Londres fueron hallados ayer por la policía entre los escombros provocados por la explosión en los edificios de la zona, al tiempo que un hombre de 55 años permanecía en estado crítico y otras cinco personas seguían hospitalizadas por las heridas sufridas. El IRA se ha responsabilizado de la explosión, que transformó la zona en un campo de batalla.

Media tonelada de explosivos colocados dentro de un vehículo en el interior de un aparcamiento subterráneo provocaron la tragedia. La policía encontró el cuerpo sin vida de un hombre, de 31 años, a primera hora de la tarde y por la noche el de otro, de 21). Ambos trabajaban en una tienda de revistas. La luz del día permitió comprobar el alcance de los daños, evaluados en unos 50 millones de libras (unos 9.500 millones de pesetas). Cinco edificios de oficinas en South Quay, a unos 500 metros de la torre más alta de Londres, donde se aloja la, oficina de este periódico y tienen su sede varios diarios británicos, quedaron muy afectados.El responsable de la policía metropolitana, Paul Condon, hizo hincapié en la intención del IRA de causar víctimas. "A esa hora, cientos de personas, muchas de ellas niños, presenciaban un partido de baloncesto en el London Arena y miles de trabajadores de disponían a regresar a sus casas", señaló.

El IRA, mientras, lamentaba en su comunicado que la bomba hubiera causado víctimas, y responsabilizaba de ello a la policía por no haber procedido a la inmediata evacuación de la zona tras recibir "un aviso muy concreto". De acuerdo con la versión del propio Condon, tras recibir el aviso de bomba a través de varios comunicantes en Belfast la policía rastreó la zona señalada por los anónimos e inmediatamente localizó un vehículo sospechoso en el aparcamiento próximo a la estación de South Quay del ferrocarril de los Docklands. Una vez detectado el presunto coche bomba, se procedió a desalojar la zona.

Aun así, y según los testimonios de algunos heridos, las fuerzas de seguridad mostraron cierta confusión. Tras ordenar con energía la evacuación de los edificios próximos, autorizaron más tarde a algunas personas a regresar a ellos, justo en el momento en que la bomba estalló.

La zona de los Docklands, donde se produjo el atentado del IRA, está escasamente habitada y los altos edificios de oficinas quedan desiertos en su mayoría al filo de las seis de la tarde.

El ministro de Interior, Michael Howard, recorrió ayer el escenario del atentado y, tras visitar a los heridos, se detuvo ante los periodistas para expresar su indignación por lo ocurrido, pero también la determinación del Ejecutivo británico de seguir buscando la paz en Irlanda del Norte, no dejándose "intimidar" por lo ocurrido.

Las medidas de seguridad eran patentes durante toda la jornada en los Docklands, donde la zona semidestruida por la bomba permanecía acordonada. Se establecieron controles de acceso al área, así como al corazón de la City, en previsión de que el atentado sea el inicio de una nueva campaña intimidatoria del IRA en Inglaterra. No es la primera vez que el grupo terrorista irlandés atenta contra Canary Wharf. En noviembre de 1992 hubo un intento fallido contra la gran torre que domina la zona.