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Los niveles normales de luz artificial trastornan el reloj biológico de las personas

Científicos norteamericanos atribuyen a este efecto los estados de fatiga

Investigadores estadounidenses afirman haber comprobado que niveles normales de luz artificial, sin ser luz brillante, afectan al reloj interno de las personas. Este hallazgo indica que muchas personas en los países industrializaddos pueden encontrarse en un estado permanente de falta de sueño y de trastorno del ritmo biológico. Un estudio de cinco años de duración sobre la respuesta humana a los niveles de luz normales en las casas y oficinas modernas indica que la forma actual de convertir la noche en día mediante la luz artificial puede tener efectos profundos antes no sospechados.

"Creemos que Thomas Edison tuvo un efecto sobre el reloj del cuerpo humano mucho mayor de lo que nadie se podía imaginar", ha dicho Charles A. Czeisler, autor principal del estudio publicado en la revista Nature que analiza cómo la prolongada exposición a luz artificial es la causa de que mucha gente de los países industrializados padezca una permanente sensación de desfase horario y falta de sueño. "Nuestros resultados indican que los seres humanos son mucho más sensibles a la luz de lo que se creía y mucho más parecidos a los demás mamíferos".Desde que estudios anteriores mostraron que la exposición a la luz brillante podía regular el reloj biológico cuando no estaba en hora, muchos científicos argumentaron que era necesaria una luz brillante. Pero Czeisler señala que la nueva investigación indica que mientras que la luz blanca brillante produce cambios rápidos e intensos en la hora del reloj biológico, la exposición durante mucho tiempo a niveles mucho menores de luz puede tener profundos efectos a largo plazo.

Secuelas en el metabolismo.

El reloj biológico o ritmos circadianos afectan no sólo al ciclo vigilia-sueño sino también al estado de alerta, la temperatura del cuerpo y la secreción de hormonas que gobiernan muchos aspectos del metabolismo. Este reloj de 24 horas, que se pone a cero cada día durante el sueño, también afecta a la denominada depresión invernal que sufren algunas personas cuando se reduce la exposición ala luz diurna.

La exposición a la luz artificial tras la puesta del Sol en los países industrializados ha cambiado el reloj en unas cuatro o cinco horas, explica Czeisler. El impulso mayor de dormir, que se debía dar entre la medianoche y la una de la madrugada, se da entre las cuatro y las cinco de la mañana. De esta forma, la gente se levanta antes de lo que querría y permanece cansada todo el día. "Cada vez que encendemos la luz" dice Czeisler, estamos tomando una droga que afecta a nuestro sueño y nuestro estado de vigilia al día siguiente".

Este investigador señala que se puede minimizar o controlar estos efectos yéndose a la cama todos los días a la misma hora, incluso los fines de semana; durmiendo ocho horas cada noche y reduciendo la exposición a la luz artificial antes de dormir, además de dormir sin luz.

En el estudio, 31 personas que fueron expuestos a diferentes niveles de luz en un laboratorio, mostraron que el efecto sobre el reloj biológico continuó a pesar de que la intensidad de la luz disminuyera. La poca luz puede incluso modular los efectos sobre el reloj bioIógico de la luz brillante.

Copyright New York Times

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