Clinton es citado a testificar por un juez de Arkansas por el "escándalo Whitewater"
El presidente de EE UU, Bill Clinton, fue citado ayer por un juez federal de Arkansas a declarar como testigo en una causa relacionada con el escándalo Whitewater. Esta citación no está relacionada con la reciente comparencia de la primera dama, Hillary, ante un gran jurado, ni ha sido curada por el fiscal especial que investiga Whitewater, pero es lo suficientemente llamativa para volver a concentrar la atención del público en ese oscuro episodio, justo cuando comienza la campaña electoral en Estados Unidos y el presidente daba muestras de ser el más sólido candidato
.Bill Clinton ha sido citado por .un juez federal que preside una causa por fraude contra el matrimonio Jim y Susan McDougal, que fueron socios de los Clinton en el proyecto inmobiliario conocido como Whitewater y dueños de una firma financiera llamada Madison Guaranty cuando Bill Clinton era gobernador de Arkansas.Un testigo de la acusación contra los McDougal, David Hale, un importante hombre de negocios de Arkansas, había declarado anteriormente que fue presionado por el gobernador Clinton a prestar dinero a Madison, que acabó cayendo en bancarrota. Susan McDougal había negado que Hale les prestase dinero ilegalmente y había solicitado el testimonio de Clinton como "la única persona sobre la tierra" capaz de desmentir las acusaciones hechas por Hale.
El juez, informaron Puentes de la Administración, decidió ayer aceptar la solicitud de Susan McDougal y pidió la declaración del presidente. Funcionarios de la Casa Blanca dijeron que la citación no había sido todavía recibida oficialmente en Washington, pero anticiparon que Clinton, probablemente, no será obligado a declarar en persona, sino que lo hará a través de un vídeo o en directo, vía satélite, desde su oficina en la capital norteamericana.Amenaza para el presidente
El desarrollo de la investigación sobre las actividades financieras de los McDougal y las implicaciones de los Clinton puede suponer una amenaza para el presidente, cuya verdadero protagonismo en aquellos sucesos -ocurridos a finales de los años setenta y mediados de los ochenta- nunca ha quedado claro.
Pero la causa en la que ahora se solicita el testimonio de Clinton es sólo una parte de este embrollo jurídico-político del que forman parte un fiscal especial, dos grandes jurados -uno en Washington y otro en Little Rock- y una comisión investigadora del Senado.
La causa contra los McDougal fue la primera medida tomada por el fiscal especial, Kenneth Starr. Starr, un republicano que trabajó para la Administración de Ronald Reagan, decidió el año pasado que había materia suficiente para procesar a los McDougal por la bancarrata de Madison. El juicio contra ellos comenzará el próximo 4 de marzo.
Desde el punto de vista político, lo peor para Clinton es que, aunque la mayoría de los norteamericanos son incapaces de seguir los detalles de este escándalo,. se ya poco a poco forjando la idea de que el presidente y su esposa ocultan algo en relación con Whitewater. Esto es, quizás, en estos momentos el punto más débil de Clinton de cara a su reelección. Las sospechas sobre Clinton hieren justamente el talón de Aquiles del presidente, su falta de credibilidad, y, en esa medida, complican su reelección mucho más que las campañas de sus rivales republicanos.
El caso Whitewater rebrota, además, en un momento especialmente incómodo para el presidente, el del comienzo de la campaña electoral. No es difícil calcular que, al ritmo que van las investigaciones, tanto la causa contra los McDougal, como la investigación del fiscal especial, como el trabajo de la comisión del Senado comenzarán a ofrecer resultados dentro de algunos meses, en un momento decisivo de la campaña para las elecciones de noviembre. Los Clinton han dicho siempre que quieren que esos tres canales de investigación concluyan su labor para que resplandezca la verdad y se vean libres de ésta pesadilla. Pero la verdad, finalmente, puede no ser tan favorable al presidente como él espera, y Clinton puede verse amenazado por el pasado más de lo que le amenaza el presente.
Hillary Clinton compareció el pasado 26 de enero ante un gran jurado en Washington en relación con la desaparición de unos documentos que podrían haber sido claves para acusarla. También esa semana, el comité parlamentario que dirige el senador republicano Alfonse D'Amato pidió más tiempo y más dinero para completar su investigación.
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