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Una guerra sin fin

No hay ningún país con Gobierno democrático que en relación con su población tenga que lamentar tantas víctimas de una guerra civil como la república in sular de Sri Lanka. Sólo en los últimos 13 años de conflicto de clarado han muerto unas cincuenta mil personas entre cingaleses y tamiles, por no hablar de la rebelión de fuerzas maoístas que un decenio antes fue sofocada con graves pérdidas. Y como hace temer el reciente ataque terrorista en Colombo, la capital de este azotado país acaba de sufrir una de sus peores catástrofes en la guerra con los secesionistasTigres de Liberación de Tamil Eelam. ( ... ) El reciente atentado represeinta, además, un duro golpe político a la presidenta Kumaratunga, cuyo marido fue asesinado en uno de estos ataques.

A diferencia de sus predecesores en el cargo, poco amigos de los tamiles, ( ... ) la actual presidenta había intentado, nada más resultar elegida, un acercamiento a la minoría tamil, concediéndole en el norte y en el este de la isla una amplia autonomía. Kumaratunga propuso una "unión de regiones", encontrando la aprobación de los partidos tamiles establecidos, pero el rechazo de los denominados Tigres de Liberación. ( ... )

Ahora, la presidenta se arriesga además a perder el apoyo de los cingaleses, entre los que los budistas militantes ganan cada vez mayor influencia a causa del terrorismo tamil. Srí Lanka: un círculo vicioso.

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, 1 de febrero

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