La última campaña

A Francia le gusta ser querida por el mundo entero. Durante los últimos seis meses no le ha resultado nada fácil. Nuestra imagen de nación generosa y pacífica, volcada hacia los demás, portadora de un mensaje universal, ha estado empañada (...) por la reanudación de las pruebas nucleares. La credibilidad de nuestra capacidad de disuasión tenía un precio. Lo hemos pagado caro.Jacques Chirac ha tenido el valor. de hacer lo que tenía que hacer para devolver su credibilidad técnica a nuestras armas nucleares. Al mismo tiempo, ha confirmado, ya que de algo malo puede surgir algo bueno, su propia credibilidad política. (...) Sería prudente no cerrar de manera irreversible las instalaciones del Pacífico. Los rusos y los americanos disponen de todos los desiertos que quieren. Nosotros, no. (...) Francia no tiene nada que hacerse perdonar. Gracias a la última campaña puede entrar sin temor en una era de relativo desarme nuclear. Pero su margen no es tan grande como el de sus aliados. Nuestra capacidad de disuasión se mantiene al filo de la navaja. (...) La actitud de Suecia, Finlandia o Austria, entre otros, muestra que la ampliación de la Unión no entraña forzosamente la solidaridad política. Queda pendiente este problema. No le busquemos una solución perfecta. Se puede inscribir un cuadrado dentro de un círculo sin pretender resolver la cuadratura del círculo.

30 de enero