"La democracia no depende de ningún salvador, sino de los guineanos"

A pesar de haber realizado sus estudios de Arquitectura en la Universidad de Madrid, Amancio Gabriel Nsé siempre tuvo claro cuál era su destino: "Volver a Guinea para mejorar la vida de mi gente". Ésa es la razón que también esgrime para explicar el salto desde la arquitectura -construye sobre todo colegios, hospitales y residencias para religiosos españoles- a la carrera presidencial como candidato de la Plataforma de Oposición Conjunta (POC) en las elecciones del próximo 25 de febrero. Nacido en 1955 en Río Muni, la parte continental de la antigua colonia española, está casado y tiene cuatro hijos. A Amancio Nsé, que participó en la fundación de Convergencia para la Democracia Social (CPDS), un partido socialdemócrata, no le cabe ninguna duda de que la democracia "no depende de ningún salvador, sino de los guineanos".Pregunta. ¿Quién es Amancio Gabriel Nsé?

Respuesta. Es difícil hablar de mí mismo. Si me lo pregunto puedo pensar en lo que puedo hacer por la gente, y ahí entra la profesión de arquitecto. Un hijo de Guinea que después de sus estudios volvió a su patria a vivir en la zona rural para intentar salir adelante con su gente.

P. ¿Por qué un arquitecto con una amplia cartera de pedidos se lanza a una dura carrera electoral?

R. Volví a Guinea para intentar vivir las preocupaciones de la gente y ejercer como arquitecto al margen del poder, porque el régimen no ha querido dar al pueblo desarrollo y libertades. Pero los obstáculos y corrupciones con que te encuentras cada día me hicieron unirme a otros compañeros para intentar cambiar el estado de las cosas.

P. ¿Es posible hacer política honesta en Guinea?

R. La política tiene muchas acepciones. La más generalizada es que a ella va la gente a vivir del cuento, a chupar de la contribución de todos, o en el caso de Guinea a vivir de vender la miseria del pueblo. Pero la política tiene otro sentido: trabajar por el bien de todos. En Guinea, la política se encuentra con esas trabas: los que ocupan el poder o aspiran a él quieren servirse de la política para vivir. Por eso en nuestro partido tenemos dificultades con el régimen y con otros compañeros de la oposición que nos acusan de ser profesionales, porque nosotros no estamos en política para siempre, sino para intentar cambiar las cosas y después volver a nuestras profesiones. No vemos la política como un medio de vida.

P. ¿Qué ofrece la POC?

R. Ofrece una lucha por la democracia real, no maquillada. Vamos a lanzar un discurso sereno. Creemos que el proceso hacia la democracia se tiene que hacer con diálogo y serenidad. A la población hay que decirle que la democracia depende de ellos mismos y no de un salvador nacional o extranjero.

P. ¿Existen garantías para hacer una campaña en condiciones y para pensar en la victoria?

R. No hay garantías. Desde hace un tiempo, el sistema preparó las elecciones a su manera. Los delegados del Gobierno donde no pudieron cometer fraude en las municipales han sido relevados por otros más duros. La campaña no va a ser nada fácil, pero nuestro discurso va a evitar todas las provocaciones y llegar al pueblo con un mensaje sincero. En ningún caso vamos a plantear una política de revancha. Quien cree en la democracia tiene que creer en los derechos humanos total mente.

P. ¿Por qué ha abandonado Severo Moto la POC y ha decidido presentarse en solitario

R. Es lamentable que Severo haya abandonado la POC, porque si es cierto que se quiere democracia y se cree en ella y que lo que pide el pueblo es la unidad de la oposición, romper esa unidad es como tirar piedras contra el propio tejado.

P. ¿Qué puede hacer España por la democracia en Guinea?

R. Desde Guinea se cree que España puede hacerlo todo, quitar y poner a quien quiera, y eso no es cierto. Pero España puede liderar a la comunidad internacional para llevar la democracia a Guinea, sobre todo por razones históricas y culturales, porque Guinea es el único país de África que habla español. Si Europa y España contribuyen al desarrollo de África en general y de Guinea en particular, evitarán el flujo creciente de emigrantes, que no se puede detener con medidas policiales, sino mejorando las condiciones de vida en sus lugares de origen para que la gente no se vea obligada a huir al norte.