"Es fácil que los tipos de interés acaben el año en el 7,5%"
C. MARTÍN / J. MOTA El secretario de Estado de Economía, Manuel Conthe (41 años), tendrá, previsiblemente, un paso efímero por el cargo, ya que lo asumió a finales del pasado año. Si tuviera más tiempo por delante, emprendería reformas como la del suelo, la empresa pública, la sanidad y las pensiones. Aunque gane el PP en las elecciones de marzo, no espera sobresaltos, pues opina que su discurso se ha moderado y ha adquirido sensatez, en línea con la política económica del Gobierno que "tanto ha criticado". Pero duda de su capacidad.
Pregunta. ¿Qué opinión tiene de los programas electorales que se conocen hasta ahora?
Respuesta. Me da la impresión de que sobre los principales problemas, los dos grandes partidos con posibilidades de formar Gobierno, el PSOE y el PP, tienen discursos que, al margen de las discrepancias lógicas, están básicamente de acuerdo. Eso es lo que tiene que pasar en un país civilizado: que las grandes líneas de política económica sean permanentes.
P. ¿Piensa entonces que el PP no está diciendo cosas disparatádas?
R. Creo que ahora menos, en la medida en que lo que dice es muy genérico. Los disparates los ha dicho a lo largo de la legislatura. Pero en la medida en que han aumentado sus posibilidades de ganar han ido atemperando mucho sus mensajes. En materia de déficit yo creo que es bastante ponderado y bastante razonable. Decir que, si puedes, reducirás los impuestos cuando el déficit vaya mejor, lo dice cualquiera. Han moderado muchísimo su discurso acercándolo. a la política económica del Gobierno que tanto han criticado.
P. O sea, que desde ese punto de vista, da igual votar al PP que al PSOE...
R. No. Las alternativas políticas no son :sólo de programas, sino también de capacidad de hacer las cosas. Pasa como con los coches o las lavadoras. En teoría ofrecen las mismas prestaciones, pero luego hay unos que salen buenos y otros malos.
P. ¿Qué opina de la propuesta del PSOE de bajar los tipos marginales del IRPF al 50%?
R. Es una, petición de los contribuyentes de rentas medias y altas. En general, los que estamos en este grupo tenemos una situación de empleo bastante estable, bastante acomodada, pero no somos representativos de lo que es la ciudadanía. Si el déficit permite esta reducción, bien. Pero ésta no debe ser una gran prioridad.
P. ¿Qué opina sobre las recomendaciones de la OCDE en cuanto al sistema de pensiones y de salud español al que califica de muy generoso?
R. La OCDE hace un análisis comparativo y muestra que si se ve el régimen de aportaciones y prestaciones, efectivamente el sistema español es más generoso que otros. Ello no es incompatible con que la pensión media que se paga en España es baja. Pero hay unos desequilibrios financieros que, sin prisa pero sin pausa, habrá que acometer en la próxima legislatura. Nadie está pensando en un sistema de capitalización a la chilena. Manteniendo el sistema de re-' parto, hay que guardar más proporcionalidad entre lo que se aporta y la pensión que se percibe; por ejemplo, tomando en cuenta la totalidad de la vida activa.
P. ¿Está de acuerdo en que el Pacto de Toledo peca de vapiedad?
R. El Pácto de Toledo es político y da unas líneas de actuación aunque no es muy concreto. Pero tiene la virtud de que cuenta con un respaldo político muy amplio. Las pensiones no se pueden estar cambiando de una legislatura para otra.
P. ¿Es usted partidario de limitar el crecimiento de las pensiones por debajo del IPC?.
R. No. En ningún país de Europa se hace. Es verdad que algunos argumentan que el coste de la vida de los pensionistas sube menos que el IPC; pero cualquier Gobierno sensato debe seguir considerando que el IPC mide el aumento del coste de la vida y debe comprometerse a mantener el valor real de las pensiones.
P. En cuanto a la sanidad, el FMI sugiere establecer en España un impuesto especial para su financiación, como en Francia. ¿Está usted de acuerdo?
R. Si se continuara el proceso de afectación de las cotizaciones sociales a las pensiones, habría que ver cómo se mantiene lo que hasta ahora se venía financiando en parte por esta vía. Nadie ha conseguido dar duros a peseta. La contribución social generalizada tiene la ventaja de que, a díferencia de lo que sucede con las cotizaciones sociales, no perjudica al empleo. Desde ese punto de vista tiene cierto atractivo. Aunque ésta es ya una discusión técnica.
P. No tan técnica. Mire lo que ha pasado en Francia...
R. Lo de Francia no es por esto. Es por el engaño al electorado, algo que afortunadamente en España no estamos teniendo.
P. ¿Las posibles ventajas de la moneda única compensan los sacrificios que impone Maastricht?
R. Hay que cumplir con los criterios de convergencia porque es bueno para España, independientemente de lo que diga el Tratado de Maastricht. Soy un firme partidario de la moneda única y de la unión monetaria. Pero no debemos meter la moneda única hasta en la sopa. Olvidémonos un poco de Maastricht y cumplamos con los criterios porque nos interesa. La moneda única no es más que el corolario directo del mercado interior. No es un tótem dogmático al que hay que echarle carne humana de vez en cuando.
P. Entonces, ¿no son necesarios unos plazos tan rígidos?.
R. El mercado interior funcionó porque tenía unos plazos. No debemos pasamos de un extremo a otro. La etapa de transición que hemos tenido ha sido bastante larga. No debemos reaccionar a esa ola de pesimismo que anima a algunos porque han visto que las cifras de crecimiento en Alemania en el último trimestre han sido malas. Es un juicio prematuro e infundado porque la economía europea va a remontar. Los criterios de convergencia son estructurales, no coyunturales.
P. ¿Está de acuerdo con la propuesta de los empresarios de abaratar el despido a cambio de disminuir la temporalidad en el empleo?
R. Es la idea del contrato estable que no es, en puridad, abaratar el despido, sino dar mayor certeza jurídica a la indemnización que habría que pagar en caso de despido. Me parece razonable porque en definitiva es desjudicializar la vida laboral de las empresas.
P. El PP atribuye la tranquilidad de los mercados financieros a la perspectiva de que van a ganar las elecciones. ¿Es ésa la razón?
R. Es una broma, ¿no? Cuando las cosas van mal, la culpa es del Gobierno; cuando empiezan a ir mejor se interpreta que "como estoy camino de La Moncloa", las cosas mejoran. Hay varios factores que explican la mejora de los mercados financieros. El primero es que en Europa y en España la inflación se ha controlado. Además, hay que reconocer que los mercados financieros, en especial los de renta fija, van tanto mejor cuanto más débil ven la situación de la economía real. En el caso de España, también ha jugado un factor de mayor confianza en el país que no es ajeno a la coyuntura política. En la medida en que el presidente del Gobierno se comprometió a convocar elecciones y las convocó; y en la medida en que el Partido Popular ha introducido en su discurso cosas menos insensatas y ha empezado a decir cosas sensatas, los mercados han comenzado a apreciar que España no es un país tan disparatado.
P. ¿Tiene algún pronóstico sobre como estarán los tipos de interés en diciembre de 1996?
R. En función de cómo evolucione la inflación y de. cómo vaya el ajuste presupuestario después de las elecciones, creo que es fácil que los tipos de interés acaben el año en el 7,5%. Los tipos a largo plazo son más difíciles de prever, porque dependen del juicio que merezca la política económica a los inversores. También soy optimista, porque cualquiera que sea el resultado de las elecciones, me cuesta creer que la política económica del Gobierno resultante se vaya a apartar de los derroteros de sensatez de los últimos años.
P. ¿Tiene sentido continuar o intensificar las privatizaciones al final de la legislatura?
R. Si el PSOE estuviera en la oposición, mantuviera unas ideas estatalístas y pensara que iba a ganar, entendería justificado que se opusiera a la privatización. Pero como el partido que está en la oposición y cree que va a ganar las elecciones es el PP, que es un firme partidario de la privatización, no se me ocurre bajo qué supuesto puede criticar al Gobierno por privatizar Argentaria, por ejemplo.
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