El primer vigilante europeo del ozono desde el espacio confirma la extensión y duración del 'agujero' de 1995
El agujero de ozono sobre la Antártida se mantuvo en 1995 esta ble en cuanto a extensión respecto a los tres años anteriores, pero tuvo una duración mayor. El Gome, el instrumento más avanzado para vigilar la capa de ozono y los gases que le afectan, puesto en órbita en abril de 1995, a bordo de un satélite europeo, lla confirmado la existencia y ex tensión del agujero periódico de ozono sobre el Polo Sur, durante el invierno austral. Paul Crutzen, reciente Premio Nobel de Química por sus trabajos sobre las reacciones que afectan al ozono estratosférico, dijo ayer al presentar los primeros resultados del Gome: "No podemos considerar el problema resuelto. Tenemos que seguir haciendo medidas porque todavía hay muchas cosas que no entendemos".Ayer, los científicos que pensaron el Gome (experimento de vigilancia global del ozono), a las órdenes de Crutzen y de los técnicos de la Agencia Europea del Es pacio (ESA) que lo hicieron realidad a bordo del satélite ERS-2, no dieron un mensaje espectacular, sino de satisfacción por el buen funcionamiento del experimento y el deseo de que siga adelante los siete años previstos. "Lo que queremos es poder vigilar sistemáticamente el estado de la capa de ozono con esta técnica, que abre una nueva era en la química atmosférica", señaló John Burrows, diseñador del Gome. La mayor duración del agujero, ex plicó, parece tener que ver con las condiciones meteorológicas de esa época sobre la Antártida, más que con los mecanismos de destrucción del ozono.
El Gome es el primer vigilante europeo del ozono desde el espacio y se convertirá en referencia mundial en los próximos años si el programa supera la amenaza de recorte de presupuestos a partir de 1997. En los próximos meses dará datos sobre si este invierno se está reproduciendo la disminución significativa en la concentración de ozono sobre Europa y Norteamérica observada por vez primera el año pasado con otros instrumentos. El agujero europeo, señaló Burrows, es una preocupación y un desafío. Preocupación porque indica un mayor peligro de que las radiaciones ultravioletas alcancen zonas muy pobladas y un desafío porque no se conocen las causas.
Aunque prudentes todavía, Burrows y Crutzen comunicaron ayer que con el Gome se ha logra do detectar óxido de bromo y de óxido de cloro, dos de los compuestos que destruyen el ozono di rectamente o como catalizadores Burrows fija como objetivo poder deslindar el ozono superficial, perjudicial para la vida, del ozono estratosférico que a mayor altura, protege la vida de la radiación ultravioleta del sol.
La NASA, principal fuente de datos sobre la capa de ozono hasta ahora, está colaborando con la ESA para armonizar datos y hacer el calibrado de instrumentos. El ERS-2 es el segundo satélite europeo de observación de la Tierra. En órbita sobre los polos, a 800 kilómetros de altura, recorre la totalidad de la superficie terrestre cada tres días y lleva instrumentos como radares y telescopios para observar el medio ambiente.
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