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Kraus celebra sus 40 años en la ópera

El tenor recomienda a los jóvenes cantantes que no abusen de la voz por dinero

Andrés Fernández Rubio

El 17 de enero de 1956, en el Teatro Real de El Cairo, Alfredo Kraus debutó en el papel del duque en Rigoletto, de Verdi. Cuarenta años después; el tenor canario ya forma parte de la leyenda, y la supervivencia de su voz, a los 68 años, alcanza la categoría de misterio para sus seguidores. Mañana, en el teatro de la Zarzuela de Madrid, Kraus celebrará cantando sus 40 años sobre los escenarios. Componen el programa Doña Francisquita, de Amadeo Vives -con la que debutó, también en 1956, en el coliseo madrileño-, y los actos III y IV del Werther de Massenet, ópera en la que es insuperable, El tenor recomendó ayer a los jóvenes cantantes que no abusen de la voz para ganar dinero.

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Entre 1956 y 1960, Kraus cantó con María Callas, Renatta Scotto y Joan Sutherland, tres de las grandes personalidades de la lírica. Observando el panorama actual, el tenor siente nostalgia "porque todo ha cambiado para peor", dice. Acompañado por la joven soprano Yolanda Auyanet, también de Las Palmas de Gran Canaria, que le acompañará mañana junto a la mezzo-soprano Marta Senn y el barítono Juan J. Rodríguez, Kraus, que últimamente se ha volcado en la pedagogía y dirige una cátedra en la Escuela Superior de Música Reina Sofía, dio ayer las siguientes recomendaciones a los que empiezan: "Los jóvenes que tienen en su mano el porvenir son los que deben luchar y, de alguna manera., salir de este bache trabajando y trabajando. No hay otra manera. Por eso yo digo que cuando se habla de crisis de voces no es verdad, porque sí hay voces, basta con ir a las academias y a las escuelas. La crisis es de can tantes y de enseñantes. Hay que crear la conciencia en los jóvenes de que nada se consigue sin el esfuerzo, el trabajo y el estudio; que no hay que tener prisa ni quemar las etapas; que hay que ir poco a poco; que no hay que abusar de la voz ni de las programaciones y que hay que dar un descanso al cerebro y al fisico. Y mientras el principiante no esté convencido de ello y de que el arte está por encima de las muchas actuaciones, del dinero y de la fama, va a ser difícil que las nuevas generaciones se conviertan en grandes artistas".Situaciones extremas . Kraus defiende la autoexigencia como fórmula para sobrevivir y la inteligencia del cantante para decir no y controlar sus propios pasos cuidadosamente. .A eso atribuye la longevidad de su voz: a la conciencia de su fragilidad y de que necesita re poso. "Nunca hay que pensar en que lo estás dando todo ni lo último", señala, "sino en que mañana ha de haber más". En ese cuidado de la voz, el intérprete debe mantenerse frío en las situaciones extremas. Por ejemplo, ¿qué debe hacer un cantante en un teatro donde la voz no retorna? "Debe cantar sin forzarla, y si se oye poco y mal, mala suerte", dice Kraus. "Y eso que es difícil contenerse, porque por instinto, si no te oyes, tiendes a forzar". El tenor repasa las acústicas que más le satisfacen y cita La Fenice de Venecia; el San Carlos de Nápoles; el Reggio de Parma; el Covent Garden de Londres, "y el más impresionante de todos, el teatro Colón de 'Buenos Aires".

Kraus es un cantante de escenario y de los que piensan que ahí se hace el artista. "Se empieza más o menos tímidamente y la sensibilidad va creciendo afirma. "Y con años de escenario un joven cantante puede convertirse en un gran artista con una gran personalidad". Kraus está de acuerdo, con el convencimiento de hoy en día de que al cantante ya no le basta con cantar. "Antigua mente, un tenor entraba en es cena, ponía un paso aquí y otro allá y cantaba una ópera entera. El toque psicológico, que es indispensable, no existía, y en ese sentido se ha adelantado, aunque hay que ser actor hasta cierto punto, no hay que exagerar para que no resulte antinatural". De todas formas, continúa el cantante, ese avance en la formación integral del can tante no se corresponde con un avance en el plano vocal. "Se ha ido perdiendo la técnica del canto", señala. "Hay demasiados maestros que enseñan lo que no saben".

El programa de mañana es significativo en la carrera de Alfredo Kraus. Por un lado, Doña Francisquita, "que en el repertorio de zarzuela ha sido todo para mí", dice. "Es la única que he cantado en público, y el eco de aquellas actuaciones perdura".En lo que respecta a Werther, afirma categórico: "Mi opera emblemática ha sido y es el Werther". La voz, de Kraus, considerada por Giorgio Gualerzi "de timbre claro y agradable, con límpido y descollante registro agudo" es, según otros críticos, la mejor emitida técnicamente. Sobre su momento vocal, Kraus se muestra consciente de su fragilidad. "Aspiro a mantener un nivel, a no decaer. Yo digo aquella frase: 'Dios mío, que me quede como estoy'. Y me gustaría estar lo más posible, seis meses, un año, lo que me quede. Esa es mi meta en este momento".

Hasta finales de marzo, Kraus ofrecerá actuaciones en Florencia, Nápoles, Londres, Zúrich y Parma.

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