Clima de acercamiento entre Cuba y EE UU
"Yo no sé qué hay dentro de la olla, pero algo se está cociendo'. La frase, pronunciada por un veterano observador extranjero en Cuba, resume con acierto el clima de secreto, tanteos y acerca miento que prima en los últimos meses en las relaciones entre el Gobierno de Fidel Castro y el de EE UU, y cuyo último capítulo ha sido la visita de dos importantes congresistas demócratas a la isla la semana pasada.El primero, el representante por Massachusets Joe Moackley llegó a Cuba a principios de la semana pasada al frente de una delegación de 22 personas -abogados, académicos y hombres de negocios- entre los que estaban ejecutivos del Banco de Boston y de la compañía Gillete. Moackley se entrevistó con el presidente de la Asamblea Nacional, Ricardo Alarcón, con el Ministro de Relaciones Exteriores, Roberto Robaina, y con los presidentes del Banco Nacional de Cuba y de la Cámara de Comercio.
Moackley sostuvo una reunión de seis horas con Fidel Castro, y declaró que había pedido al mandatario cubano "algún tipo de gesto" para apoyar a quienes en el Congreso de Estados Unidos se oponen a la ley Helms-Burton, que pretende recrudecer el bloqueo económico contra la isla y que está a punto de aprobarse. El legislador se reunió en dos ocasiones con representantes de los grupos de la disidencia. Ninguno de los siete opositores, entre ellos Elizardo Sanchez y Gástavo Arcos, fueron molestados o presionados para que no acudiesen a la cita.
Indulto
Mientras esto sucedía, el jueves viajó a La Habana el congresista demócrata por Nuevo México Bill Richardson quien, como Moackley, habló con Castro más de cinco horas y le pidió el indulto de unos 15 presos políticos y la reducción de tarifas de emigración para un millar de ciudadanos cubanos que no han podido viajar a EE UU por los elevados costos que impone La Habana.
Cuando, el sábado, Richardson regresó a Washington, Castro había aceptado reducir en 300 dólares el costo de los trámites para emigrar a esas mil personas, y hacer lo mismo cada año con el millar de cubanos con menos recursos. Los 20.000 cubanos que pueden viajar a EE UU cada año en virtud del último acuerdo migratorio deben pagar 600 dólares por el pasaporte, el permiso de salida y el certificado médico, además del pasaje. Richardson dijo que el presidente cubano también se comprometió a considerar el indulto.
Pese a que Richardson dijo que no viajaba como "enviado de la administración de Clinton", sino como un simple congresista, viajó en un avión de la Fuerza Aérea norteamericana. Para algunos observadores, su viaje fue un episodio más del discreto acercamiento entre ambos países, en el que se inscribe la prevista visita, en febrero, de un grupo de generales y almirantes retirados a la Central Nuclear de Juragua, así como los viajes a Cuba de 200 hombres de negocios norteamericanos en 1995.
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