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Reportaje:

Pisapapieles, platillos volantes y estatuas

Comparación entre las diez últimas esculturas de Madrid y Barcelona

EL PAÍS ha sometido al dictamen de seis especialistas en artes plásticas las diez últimas esculturas colocadas en Madrid y Barcelona por los respectivos ayuntamientos. Salvo los casos de la Estela funeraria, de Eduardo Chillida (homenaje al fallecido Agustín Rodríguez Sahagún), o Paseo entre dos árboles, de Jorge Castillo, ambas en Madrid, los seis expertos han coincidido en señalar que el Ayuntamiento de Barcelona ha contado con un criterio mas acertado a la hora de insertar estatuas, tanto por la ubicación escogida como por la calidad de los monumentos.En el perímetro de la M-30, el Ayuntamiento de Madrid ha erigido últimamente cinco esculturas: dos reproducciones de modelos ya existentes (el monumento a Alonso Martínez es réplica de una estatua que se encuentra en el Palacio de Justicia de Barcelona, y el monumento a Carlos 111 fue copiado de otro que habita en la Real Academia de Bellas Artes de San, Fernando); y además, la Mano y la Mujer con espejo, de Fernando Botero, y Estela funeraria, de Eduardo Chillida. Las otras cinco adornan el Campo de las Naciones y el parque Juan Carlos I.

Javier Maderuelo, profesor de Estética de la Universidad de Valladolid y crítico de arte; Alberto Corazón, diseñador; Miquel Navarro, escultor valenciano, Javier Mosteiro, arquitecto, Sergi Aguilar, escultor catalán, Carmén Pallarés, crítica de arte en el diario Abc, coinciden en señalar la falta de un proyecto de monumentalización de la ciudad de Madrid. Prueba de ello, según Maderuelo, son los últimos monumentos erigidos en la ciudad. "En Madrid no se reconocen los problemas y se actúa colocando pisapapeles agrandados en plazas y rincones sin criterio ni sentido", añade Maderuelo, quien ilustra su opinión con un símil: "Los nuevos monumentos de Madrid son como platillos volantes aterrizados de emergencia". Alberto Corazón considera que un buen uso de la escultura contemporánea serviría para solucionar "ese eterno problema de Madrid: la búsqueda de identidad". Sin embargo, Corazón no logra entender "esas

toneladas de bronce o acero", en referencia a las estatuas erigidas recientemente en el parque de Juan Carlos I, en las que, por cierto, no consta placa alguna que señale autor y significado de la obra.Efectivamente, según explica Enrique Villoria, concejal de Obras e Infraestructuras del Ayuntamiento de Madrid, la monumentalización de la ciudad no responde a un plan preconcebido, al contrario que Barcelona. Y ahí radica la diferencia entre las dos ciudades. Mientras que en Madrid varias manos y departamentos introducen ingredientes casi a placer, en Barcelona durante los últimos años se ha emprendido un proyecto homogéneo llamado Monumentalizar la periferia.

En Madrid, las iniciativas para colocar una estatua pueden surgir de instituciones privadas, asociaciones de vecinos, gremios, o del propio alcalde. Una vez planteada la colocación, los departamentos de Obras y Mantenimiento Urbano elaboran un informe y deciden la ubicación.

Entre 199 y 1992, el departamento de Urbanismo de Barcelona se centró en acondicionar y amueblar las barriadas de la periferia. La experiencia, aplaudida por urbanistas y artistas plásticos, sirvió para mejorar zonas de la ciudad -deterioradas por la especulación y carentes de personalidad- con la construcción de plazas y zonas verdes coronadas por estatuas de artistas contemporáneos. Este proyecto, que vivió su auge en el periodo preolímpico, sentó un precendente aún seguido por el Ayuntamiento. Seis de las diez últimas esculturas erigidas en la ciudad catalana responden a esta línea de actuación. No así el resto, entre las que también hay ejemplos "fallidos", según indica Sergi Aguilar. Este escultor se refiere al homenaje a la lectura promovido por el gremio de libreros con la obra Llibre (libro); y a Montcada Jazz.

"En Barcelona", señala Maderuelo, ha existido una política, mejor o peor, que ha posibilitado un aprendizaje tanto de los actores de la ciudad como del público que la vive, creando plazas, mejorando fragmentos deteriorados por la especulación del tejido urbano, donde las técnicas urbanísticas, la arquitectura, la jardinería y la escultura han tenido necesariamente que aliarse y trabajar en común para ofrecer soluciones técnicas y sentido simbólico al destrozado tejido urbano".

Madrid, según los entrevistados, ha contado con una oportunidad de oro para vestir una zona nueva como lo fue el Campo de las Naciones y el parque de Juan Carlos 1. Sin embargo, Sergi Aguilar no duda en calificar este espacio de "oportunidad perdida". "Se trataba de un área virgen, pero la política seguida ha resultado poco valiente. En el caso del busto de Don Juan de Borbón insertaron un elemento clásico, y de escasa calidad artística, en un contexto contemporáneo. El resultado es un híbrido sin fuerza. Y lo mismo pienso de Lazos por la paz: es una forma caduca colocada con calzador".

El escultor valenciano Miquel Navarro cree que en Madrid no se acometen experiencias interesantes desde la colocación bajo el puente de Juan Bravo del conjunto escultórico de Chillida, inaugurado en 1979. "Desde aquello, en Madrid no se ha hecho nada digno de mención". En estas páginas se ofrecen las últimas 10 obras inauguradas en cada una de las dos ciudades, si bien las imágenes no pueden contener el entorno para mostrar si casa -o no- con ellas.

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