La novia de Gerardo Diego

El poeta Gerardo Diego conversaba de cuando en cuando con un joven llamado Juan Antonio hace unos años. Ocurría a veces en la Real Academia, otras en los pasillos de su casa de la calle de Covarrubias, en Chamberí, o ante algún cuadro cuando coincidían en una exposición de pintura. Aquel muchacho se quedó con la imagen de la enorme cantidad de libros que atiborraban aquellas dependencias del hogar del poeta fallecido en 1987.Hoy, Juan Antonio Gómez Angulo gasta coche oficial como concejal de Cultura del Ayuntamiento, y le ha faltado el tiempo para regalar, en su primera Navidad en el cargo, un hermoso libro del poeta nacido en Santander hace 100 años. Constituía un preludio para los homenajes que el edil piensa rendir a su amigo fallecido durante este año, porque Gómez Angulo planea bautizar una nueva biblioteca de Vallecas con el nombre del poeta y organizar una exposición homenaje, además de instalar un busto del escultor Julio López en el parque de Santander, "un lugar tranquilo que lleva el nombre de la ciudad donde nació y en el barrio donde vivió", explica el edil.

Gómez Angulo escogió El romancero de la novia para la edición por ser el primer libro del poeta cántabro, del cual sólo se publicaron 100 ejemplares numerados en 1920, cuando Diego tenía 24 años y acababa de ganar unas oposiciones a cátedra en Soria. Había sido escrito en el otoño de 1918.

Ya en octubre pasado el concejal y los 30 trabajadores de la Imprenta Artesanal del Ayuntamiento comenzaron a trabajar. José Bonifacio Bermejo, Boni, el director, de 34 años, y su equipo pusieron a funcionar la máquina Planeta Fixia Rapid, casi centenaria, porque data de 1919. En la imprenta se colocó el plomo letra a letra, con mimo artesano. El resultado es un pequeño volumen de 57 páginas gruesas, con capitulares rojas, envuelto en tela color burdeos y acompañado en un. estuche de otro librito dónde se cuenta la historia. La impresión es austera. "Se quería recrear la filosofía y la imagen de la generación del 27", cuenta Boni, un hombre que lo ha aprendido todo desde que llegó a la imprenta con 21 años. "Estoy muy satisfecho", dice, "no habíamos editado nunca poesía.". Han sido 2.000 ejemplares cosidos uno a uno, con dos grabados de Miguel Conde. Uno de ellos se guarda para los Reyes, en un fuerte color azul -"el azul real", dice el experto- con papel del siglo XVIII.