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De la Rosa se desmiente a sí mismo y niega que los pagos a Prado fueran para políticos

Javier de la Rosa se desdijo ayer a sí mismo al declarar ante el juez Miguel Moreiras que el pago de 100 millones de dólares de KIO a Manuel Prado habían gratificado las gestiones de este último ante altas personalidades, entidades financieras, "parlamentarios en el exilio" y el Banco de España, cuando los activos de Kuwait fueron bloqueados tras la invasión por Irak, en agosto de 1990. En diciembre pasado, De la Rosa declaró ante la Corte de Londres que el dinero fue para un "lobby político que obtuvo el apoyo de altas instituciones de España a Kuwait durante la guerra de liberación del emirato", en 1991.

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La farsa

De la Rosa afirmó ayer que el dinero le fue pedidio por Prado para pagar un crédito que Arabia Saudí concedió al embajador en 1980 y que en 1990 aún no había sido devuelto.¿Por qué entonces incluyó De la Rosa las referencias a los pagos políticos en su escrito de defensa en Londres?. El propio declarante se contestó ayer ante el juez: él no era el autor de su escrito de defensa en Londres, sus abogados británicos le habían recomendado emplear esas expresiones.

Manuel Prado, por su parte, negó ante el juez Moreiras haber realizado ninguna gestión política, señalando que era "física y metafísicamente" imposible puesto que para ello debería haber hablado con el presidente del Gobierno, e ministro de Defensa y el de Asuntos Exteriores. Prado le apuntó al juez que podía llamar a esas tres personas para verificar que esas conversaciones no habían existido nunca. También negó que hubiera mantenido nunca deudas con Arabia Saudí.

Prado añadió que los pagos tenían su correspondiente contrapartida en operaciones mercantiles, civiles y financieras entre él y la sociedad Quail, de De la Rosa, ajenas en cualquier caso al grupo Torras y KIO, todas ellas completamente documentadas (el nombre Quail no figura en el acta, pero varias fuentes lo confirmaron a este periódico). Moreiras pidió a Prado que aportase la documentación sobre esas operaciones, aunque no llegó a realizar ningún requerimiento formal en ese sentido. El embajador preguntó a quién debería aportar esos documentos ya que todas las operaciones fueron realizadas fuera de España, en Suiza. El juez insistió, enfadado, que debía traer los documentos al juzgado. En este punto, el fiscal José Aranda terció, diciendo que se trata de un, asunto civil.

Durante los días previos a la declaración, De la Rosa había intentado acordar con Prado una versión común de los hechos. Para ello había enviado a su abogado de máxima confianza, Juan Piqué Vidal, para reunirse con los de Prado a fin de analizar varios borradores de un escrito de alegaciones al juez. (ver EL PAÍS de ayer). De la Rosa pretendía pasar el trámite consiguiendo que el diplomático aceptase que sabía que los 100 millones de dólares eran de KIO y eran el pago por supuestos servicios directos a Kuwait desde el año 1987.

El juez decide un careo

Finalmente sobre este punto no fue posible el acuerdo. Con su declaración ante Moreiras, Prado se ha convertido en un testigo de cargo contra De la Rosa, al afirmar que éste utilizó esos 100 millones, propiedad de KIO, para sus propios negocios. El grupo kuwaití los reclama en Londres. Tras los testimonios, el juez decidió someter a los dos personajes a un careo al considerar que se habían puesto de manifiesto "contradicciones importantes". Esta iniciativa contó con el apoyo de uno de los abogados de KIO, José María Stampa, y el abogado del Estado. El fiscal, José Aranda, se opuso.Nada más comenzar el careo, De la Rosa se dirigió a Prado a través del juez: "Si usted me lo permite, pese a la gran confianza que hemos tenido durante estos anos, y aunque me gustaría tutearle, le voy a tratar de usted en este acto".

Prado exhibió un documento firmado por el propio De la Rosa en el que éste reconocía no haber entregado nunca a Prado dinero de KIO ni de Torras ni haberle efectuado pago político alguno. De la Rosa firmó esta confesión en mayo de 1993, forzado por Prado, quien descubrió dos cartas falsas con membrete de la Casa del Rey agradeciendo supuestas entregas de dinero de KIO a las instituciones españolas. Con ellas De la Rosa pretendía buscar una cobertura para la desaparición del dinero.

Moreiras preguntó a Prado si había hecho alguna gestión ante las autoridades de Kuwait, a lo que el diplomático contestó negativamente. El juez le preguntó: "¿Pero sí que conoce El Cairo?", en referencia a las negociaciones celebradas en junio pasado entre el Gobierno español y KIO, en la capital de Egipto y en las que Prado estuvo presente.

Al finalizar el careo, Prado se despidió de todos los asistentes y, finalmente, le estrechó la mano al propio De la Rosa.

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