El PP parte con ventaja, por primera vez, en la convocatoria electoral que hoy publica el BOE
El Boletín Oficial del Estado publica hoy la convocatoria de las elecciones legislativas del 3 de marzo, las más importantes desde que en 1982 se produjo, con la sustitución de los centristas por los socialistas, el primer relevo en la gobernación de España desde la restauración democrática. En el momento de la convocatoria, el Partido Popular (PP) parte con ventaja sobre los socialistas por primera vez en unas elecciones generales. La diferencia ronda los cinco puntos, si se atiende a los sondeos más rigurosos, frente al empate técnico vigente en abril de 1993, al ser convocados. los anteriores comicios. Para el próximo 3 marzo, la derecha acaricia su primer triunfo en unas elecciones legislativas desde la muerte de Francisco Franco.
El PP de José María Aznar tiene la victoria al alcance dé la mano. Ganó holgadamente las elecciones europeas de junio de 1994 -sacó 9,5 puntos al PSOE- y repitió la victoria, aunque más modestamente, en las municipales de mayo de 1995, en las que le aventajó en cuatro puntos.El 3 de marzo, el partido de Aznar tratará, de culminar sus dos triunfos parciales. Tiene la marea a su favor por la ola de escándalos del PSOE, que ha dejado en el camino nada menos que a un vicepresidente, varios ministros y algunos diputados cualificados, como el ex ministro de Economía Carlos Solchaga, por asunción de responsabilidades políticas.
La propia legislatura se ha visto acortada en un año -ha sido la más reducida desde, 1982- por la repercusión de los escándalos en la gobernabilidad del país. Los nacionalistas catalanes rompieron su pacto con el Gobierno en junio, tras la publicación de las escuchas del Cesid.
Pese a todo, una sombra de preocupación invade al estado mayor del PP. La posibilidad de la mayoría absoluta que acarició con el resultado de las europeas, en junio de 1994, está en el alero. Los socialistas tienen casi asegurado un suelo del 30%, del que nunca han bajado ni siquiera en su peor momento, el de las elecciones europeas, convocadas en plena marea de los escándalos de Rubio y de Roldán.
Es más, Felipe González ha convocado las elecciones en el momento más oportuno para el PSOE, desde que los escándalos comenzaron a socavar a su Gobierno en la primavera de 1994. El final de la presidencia española de la Unión Europea ha estado dominado por la distensión interna y un reconocimiento internacional del presidente. Los socialistas consolidan en este momento una diferencia con el PP que impide las mayorías absolutas.
En estas condiciones, nada está decidido de antemano -ni siquiera la posibilidad de un vuelco electoral a última hora en uno u otro sentido-, por lo. que la campaña electoral va a ser decisiva. González ya adelantó, durante la celebración de la Pascua Militar, que espera que los escándalos de la legislatura se reciclen durante la campaña.
Enfrentamiento a muerte
El enfrentamiento entre González y Aznar va a ser a muerte. Ambos se juegan todo el 3 de marzo, pero más aún Aznar. Su derrota en las urnas, en una ocasión en la que sus seguidores ya huelen las mieles del triunfo, podría abrir una crisis en el PP. González está cubierto ante los suyos por su sistemático rechazo a encabezar la candidatura socialista y su proclamación prácticamente unánime en el comité federal de su partido.El presidente del PP, en su decidida apuesta por la mayoría absoluta, ha quemado naves importantes, como su relación con los nacionalistas, que le resultaría imprescindible para gobernar si consigue la victoria limitada de la mayoría minoritaria.
Si las urnas arrojan este resultado, la democracia española entrará en una nueva etapa, la del reto histórico para la derecha de la gobernabilidad con los nacionalistas. Para éstos, catalanes y vascos, la ausencia de mayoría absoluta les colocaría en una situación inmejorable. Su margen de maniobra sería amplio para ejercer su influencia en la política nacional, porque podrían poner precio político a su apoyo al disponer de dos candidatos alternativos con los que colaborar.
Los nacionalistas tienen en el PP a su principal enemigo en sus propias casas. La marea favorable al PP, en estas elecciones generales, puede morder en el electorado nacionalista vasco y catalán. Ya lo hizo en las autonómicas vascas y catalanas. Las secuelas que dejen los zarpazos en la campaña pueden contar en el comportamiento posterior de los nacionalistas al fijar precio a una colaboración si el PP se alza con un triunfo limitado.
IU no entra en la liza preelectoral en sus mejores condiciones, que fueron sin duda las europeas de junio de 1994, en las que alcanzó un insólito 13,46%. La bipolarización entre González y Aznar es su principal enemigo, aunque no el único. La contestación interna que encuentra su líder, Julio Anguita, también puede hacerle mella.
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