Modesta reforma del Estado

LE MONDEFrancia se ha formado en torno a su Estado, bien sea real, imperial o republicano. Se ha convertido en un mito, está considerado como el representante del interés, general, que, en la doctrina francesa, no es la suma de los intereses particulares. La reforma de Estado prometida por Chirac en su campaña electoral y que reiteró, el 3 de enero, debía ser una de las grandes obras de su mandato, es deseable. Sin embargo, es necesario que se acometa en los verdaderos problemas y no en los detalles, con los que se contenta Chirac. El anuncio de una reforma de Estado permitiría a Chirac inscribirse en la gran tradición gaullista. Pero los proyectos del Gobierno, al menos los conocidos, no son de ese nivel. ( ... ). Juppé, con el apadrinamiento de Chirac, no ataca más que algunas disfunciones de la maquina administrativa y, comosi de un director de empresa se tiratara, se propone sólo reducir la plantilla de la sede parisina para reforzar la presencia de sus asalariados en el ámbito más próximo a las necesidades de sus clientes-ciudadanos. Proclamar que el Estado no debe ser "modesto", como lo ha hecho el presidente de la República, constituye, además de una desautorización de la franja liberal de su mayoría, una línea directriz, que no responde a cuestión que se plantea: ¿Cuál puede ser el papel del Estado-nación en el momento de la mundialización de la economía y de la construcción de la UE?París, 5 de enero