Rescate de un divertido clásico
El 11 de mayo de 1949, dos años después de su realización y tras vencer no pocas dificultades, se estrena Día de fiesta, el primer largometraje del actor, guionista y realizador francés Jacques Tati. La crítica le aclama como el continuador de la tradición del gran cómico del cine mudo Max Linder y tiene un apreciable éxito de público. Detrás quedan la complejidad de un rodaje con muy pocos medios en el pueblecito de Sainte-Sévère-Sur-Indre y la frustración de haberla hecho en color, pero por dificultades técnicas sólo poder exhibirla en blanco y negro.A pesar de su éxito en Francia, la película tiene mínima difusión en el extranjero. Por ejemplo, en Italia se estrena años más tarde y con unos diálogos añadidos para disimular que prácticamente es muda, y a España llega varias décadas después. Sin embargo, es el origen de la lenta, pero segura, carrera de Tati, integrada por media docena de largometrajes rodados en 27 años, que le lleva a ganar un oscar.
Día de fiesta
Dirección: Jacques Tati. Guión: Tati, Henri Marquet, René Wheeler.Fotografía: Jacques Sauvageot, Jacques Mercanton. Música: Jean Yatouve. Francia, 1947. Intérpretes: Jacques Deconble, Paul Frankeur, Santa Relli, Maine Vallée. Estreno en Madrid: Renoir, V.O. subtitulada.
Casi 50 años después de su rodaje, coincidiendo con el centenario de la primera proyección ciriematográfica pública realizada en Francia, se estrena en España una brillante versión del filme, reconstruido su color. Una vez más confirma la persistencia del genio cómico de Tati y la teoría de que poco a poco, de película en película, pierde su original espontaneidad para convertir su hábil y personal humor en demasiado elaborado, con muy poco que ver con sus origenes.
Día de fiesta es Tati en estado puro. Su personaje se llama François y, es cartero del pueblecito de Follainville. Es una especie de boceto del señor Hulot, el personaje que nacerá en su siguiente película, Las vacaciones del señor Hulot, y le acompañará durante el resto de su filmografía. Sin embargo, es entrañable, vivo, y queda muy lejos de la frialdad que llega a tener, por ejemplo, Hulot en Playtime (1967), la obra más ambiciosa de Tati.
A través de una sucesión de mínimas anécdotas, en un tono cercano al neorrealismo vigente en el momento, ligadas con una tan férrea como eficaz estructura y con unos diálogos reducidos a poco más que una suave música, de fondo, se describe la apacible vida de un pueblecito francés tomando como hilo conductor a su cartero. Y, sobre todo, cómo la visión de un documental sobre el servicio de correos norteamericano le lleva a intentar aplicar las nuevas técnicas a su trabajo con desastrosos resultados.
Y parece, por tanto, el enfrentamiento entre la tradicional personalidad de Hulot y el mundo moderno, que será el eje entorno al cual gire la obra de Jacques Tati. Sin embargo, en esta ocasión lo hace con una gran sencillez, sin llegar a la compleja y excesiva elaboración que alcanza en sus más recientes y conocidas películas.
Al cabo de los años Día de fiesta no sólo aparece como en el primer día, sino que ha mejorado con la recuperación del color, para descubrir o recordar un tipo de humor olvidado, perdido, que sigue teniendo una gran eficacia. Un cine que esconde más de un punto de contacto con la comedia a la italiana, el sutil humor británico de las producciones de los estudios Ealing, incluso el de las primeras películas del español Luis García Berlanga. Una comedia característica de la más inmediata posguerra, que ha alcanzado una gran solera con el paso de los años.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.