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Té verde bajo techo

70 chabolistas magrebíes de Majadahonda han sido realojados en un año

Pisos por chabolas. El Programa de Realojamiento para Inmigrigrates en Majadahonda ha cumplido un año. En ese tiempo ha derruido 28 chabolas y ha proporcionado 13 pisos en los que se ha realojado a 70 inmigrantes marroquíes, que pagan 15.000 pesetas al mes. Según el censo municipal, quedan tan sólo cinco chabolas por derruir y otros tantos inmigrantes por realojar. "En un nivel general, el programa de realojamiento para los inmigrantes es un éxito". Así lo afirman los miembros del Consejo Sectorial de Inmigración y Servicios Sociales de Majadahonda (39.000 habitantes). Los magrebíes realojados desconfían de la continuidad del programa.

Todo comenzó en diciembre de 1994, con el incendio nocturno de ocho chabolas, en el poblado de La Grajera. Varios inmigrantes, marroquíes estuvieron a punto de perder la vida entre las llamas mientras dormían. El fuego alumbró a los responsables municipales, que decidieron poner én marcha un proyecto para la eliminación del chabolismo. Se constituyó la entonces llamada, Comisión para la integración de Inmigrantes, actualmente rebautizada como Consejo Sectorial de Inmigración y Servicios Sociales. Este consejo está formado por representantes de todos los grupos políticos municipales (PP, PSOE e IU), las tres parroquias, majariegas, Cruz Roja y la Asociación de Solidaridad con los Trabajadores Inmigrantes (ASTI). El consejo puso en marcha de inmediato un programa para la erradicación del chabolismo. Como primera medida actualizó, en diciembre de 1994, un censo de 1992 que cuantificaba la población inmigrante chabola por chabola. El resultado fue de 80 inmigrantes. En realidad, el número era mucho mayor (unos 250), pero "los demás eran población flotante", según reconoció la concejal popular de Servicios Sociales, Leonor Fernández. "Estaban de paso y cambiaban de domicilio continuamente. No los podíamos registrar dentro de nuestro centro. No tenemos capacidad. para hacemos cargo dé todos".

De esos 80 inmigrantes censados, 70 han sido ya realejados. De los 10 restantes unos han cambiado de residencia y otros (los menos) prefieren continuar viviendo en chabolas. Según el censo municipal, en La Grajera quedan cinco chabolas por derruir y otros tantos inmigrantes por realojar. La realidad muestra que ambos números son mayores. Quedan nueve chabolas en pie que están habitadas por unos 25 inmigrantes. "Los únicos que ponen pegas a la hora del realejamiento, son los inmigrantes que trafican con droga", afirma Alfonso, Peña, portavoz de IU. "Sin embargo, los marroquíes que se dedican al narcotráfico constituyen una minoría dentro de los suyos. Son los que intimidan y contagian de mala fama a los demás compatriotas", comenta Ana María Ortiz, asistente social. A la hora del realojamiento también existen complicaciones que surgen de diferencias culturales. "Los marroquíes chabolistas de La Grajera provienen de la región del Rif. Allí vivían en condiciones similares a las de la chabola. Por ello muchos no ven un piso como un bien de primera necesidad tal y como nosotros lo entendemos", ex plica Ortiz.

El Consejo de Integración dispone hasta el momento de 13 pisos de realojamiento. Ocho de ellos están en Majadahonda, tres en Las Rozas y dos en Aravaca. Un piso de tres habitaciones cuesta 90.000 pesetas al mes y alberga a seis inmigrantes. Uno de dos habitaciones para cuatro realojados, cuesta 60.000. Tanto en el primero como en el segundo todos pagan lo mismo: 15.000 pesetas mensuales. Si no las tienen, el Ayuntamiento les ofrece a cambio la posibilidad de trabajar para ganarse ese dinero. Los trabajos que realizan son de jardinería o construcción, para ellos, y de empleadas de hogar, para ellas. La duración del contrato de realojamiento es de seis meses, con opción a prórroga hasta un año. El Ayuntamiento alquila los pisos a nombre de la Corporación. Los caseros se sienten más seguros así.

Los alquileres se mantendrán

Los emigrantes que participan en el programa de pisos de alquiler de Majadahonda temen que ahora, que está próxima la finalización de los contratos, los caseros incrementen los alquileres. "A partir de ahora tenemos que negociar directamente con el casero. Si nos sube, no creo que podamos cubrirlo", explica Saíd, uno de los realojados.Pero tanto Ana María Ortiz, asistente social, como la concejal socialista Pilar Novoa aseguran que el precio del alquiler se mantendrá.

La Cruz Roja colabora con el programa de realojamiento. Recoge muebles de particulares y los envía a los pisos. La Asociación de Solidaridad con los Trabajadores Inmigrantes (ASTI), también colabora con cursos de formación.x

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