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"El Alzheimer ya se puede diagnosticar y prevenir con treinta años de antelacion"

, Ramón Cacabelos tiene 40 años y un pasado cercano de científico joven triunfador en el lejano Japón. Obsesionado por las enfermedades neurológicas, ha conseguido lo que en España es todavía un logro muy raro, establecer un instituto avanzado de investigación y asistencia médica sobre una base totalmente privada. Su objetivo es el envejecimiento y la demencia senil. Respecto a la forma más frecuente de demencia, la enfermedad de Alzheimer, afirma que con los últimos descubrimientos se puede diagnosticar y empezar a prevenir con 30 años de antelación.

El instituto, centrado en el envejecimiento y la demencia senil, ha inaugurado recientemente su nueva y amplia sede en Bergondo, cerca de La Coruña. La inversión ha sido considerable, 1.000 millones de pesetas. Su fundador explica que intenta realizar una medicina de vanguardia, no asimilable todavía por el sector público, y que está demostrando que se puede hacer a un precio asequible. Cacabelos quiere desmentir el supuesto misterio de la enfermedad de Alzheimer, que supone el 60% de las demencias seniles y en algunos casos se manifiesta precozmente. "La enfermedad de Alzheimer es la mejor conocida actualmente de las del sistema nervioso central, mucho mejor que el Parkinson o la esquizofrenia, porque se puede interpretar a nivel molecular", dice, y hace historia: "La enfermedad hace explosión este siglo con el envejecimiento de la población, el aumento de la expectativa de vida, y supone un desafio histórico para la medicina, pero todavía no se ha sedimentado el conocimiento para poder aplicarlo en la medicina que tenemos, que además es de agudos". El resto de las demencias seniles son en su mayoría vasculares (30%) y hay otros pocos casos (un 10%) cuya causa no se conoce.

Enfermedad genética

Con los descubrimientos de los últimos cinco años, algunos muy recientes, lo que se sabe es que el único factor de riesgo para el Alzheimer es tener historia familiar de demencia senil. "Es una enfermedad genética", dice Cacabelos, "y además probablemente de transmisión atípica, con amplificación genética, lo que significa que en las generaciones venideras se manifiesta antes que en las pasadas".

Ya se conocen cuatro genes implicados y cómo afecta cada uno de ellos al riesgo. Se cree que faltan por descubrir dos. La causa del Alzheimer es que el gen se muta y cuando el cerebro deja de madurar, hacia los 20 o 25 años, empieza el problema (en forma de acumulación de una proteína, la beta-amiloide), que no se manifiesta hasta después de los 50 años. "Nuestra guerra al Alzheimer", afirma el investigador, "es evitar su aparición, no tratarlo después. Tenemos al menos 30 años para evitar que la acumulación de la proteína en placas termine por romper el cerebro. Trabajamos en dos frentes: el diagnóstico, que nos permita detectar la enfermedad con 40 años de antelación, y el diseño de nuevos fármacos que aumentan la supervivencia neuronal y que bloquean la agresión del sistema inmune a las neuronas que están muriendo".

Cacabelos sentencia: "Con la incorporación de la genética el diagnóstico se convierte en infalible y la enfermedad es incurable pero no intratable", e insiste en la importancia del diagnóstico: "Por primera vez hay una línea de ataque terapéutico pero primero hay que saber a quién tratar".

El tratamiento presenta varios frentes novedosos. Hay un tratamiento paliativo, fármacos que protegen el sistema nervioso; otros que sustituyen los neurotransmisores deficientes (hasta ahora poco eficaces) y, por último, otro preventivo con fármacos que limpian los depósitos de proteína beta-amiloide a medida que se van formando para evitar que rompan el cerebro.

Historia de una idea

, Cacabelos volvió de Japón en 1988 llamado por el rector de la Universidad de Santiago de Compostela. Luego obtuvo una plaza de profesor en la Universidad Complutense en Madrid. Para entonces había estado 11 años fuera, en EE UU y Japón, y lo que encontró a su vuelta no le gustó. Como profesor universitario no tenía medios ni estímulos. Entonces recurrió a sus amigos y sus paisanos de Cambados y logró reunir unos 10 millones de pesetas, con los que puso en marcha en 1991 el Centro de Investigaciones Biomédicas Euroespes (CIBE) en un piso de La Coruña. Luego la sociedad fue captando nuevos inversores, siempre privados, entre ellos algunos de Japón y de EE UU.

Cacabelos cree ser una excepción entre los profesores numerarios de la universidad Complutense ya que ha renunciado a su plaza. Tiene muy claro que un país que no invierte en investigación está abocado a la mediocridad y no pide ayudas oficiales, porque cree que las cosas las tienen que hacer los que tienen las ideas y los Estados no tienen ideas. Pide simplemente que no le entorpezcan. Afirma que sus inversores no le han pedido una peseta en beneficios porque saben que es una inversión a largo plazo. Está en tratos con aseguradoras y con el sistema sanitario público para poder atender, en régimen ambulatorio y de internamiento, a pacientes que elijan el CIBE, ya que la oferta de tratamientos prácticamente no existe.

Todo esto tendría una importancia relativa si no fuera por el prestigio científico que ha ido consiguiendo Cacabelos para su centro, con la filosofia de utilizar toda la ciencia y toda la tecnología al servicio de un área, el sistema nervioso central. "El CIBE es un centro pionero en España, pero no en países de nuestro entorno", afirma Cacabelos, quien pone como modelos de centros monográficos que combinan la investigación básica y clínica con la asistencia médica a la Scripps Clinic o el Howard Hughes Institute en Estados Unidos. La selección de personal se hace sobre la base estricta del currículo científico y en el CIBE hay científicos jóvenes de varios países, especialistas en técnicas de análisis genético, neurobiología y faxinacología experimental, entre otras áreas. Su centro participa en importantes proyectos de investigación financiados por la UE y hace trabajos también para multinacionales farmacéuticas. El 60% de la financiación es extranjera.

Cacabelos y sus científicos están llenos de ideas y quieren superar la falta de tradición española en investigación. En el área de biotecnología están buscando fármacos en plantas tropicales y productos marinos. Trabajan en un protocolo nacional para el diagnóstico del Alzheimer, rastrean también genes posiblemente implicados en las demencias vasculares, así como la causa de la esquizofrenia, el segundo gran problema mental de la población, y el mecanismo del cromosoma X frágil, síndrome genético que causa retraso mental.

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