Vampiras
En este 1995 que ya se aleja comienza a elaborarse el obligado resumen de lo acontecido, una compilación de incidencias en la que una mayoría de bandas británicas ha conseguido hacerse con la primera página de los medios musicales. Los también británicos Elastica, conectados sentimental o profesionalmente con sus homólogos Blur y Suede, han pasado por segunda vez por los escenarios madrileños. El concierto, que en un principio estaba programado en la sala Revólver, tuvo que cambiar sus planes ante la demanda de entradas, que también se agotaron en este amplio local. Para alivio del público, Elastica comenzó su recital a las 22.30 sobre el escenario de la sala Aqualung. Fueron puntuales para empezar y para marcharse.El repertorio del cuarteto está repleto de canciones que funcionan por sí solas gracias al gancho de sus tres minutos de duración, en el que el pop y el punki dulzón -una de las mejores cosechas autógenas de los noventa- se compenetran a la perfección. Una fórmula que sobre el escenario comenzó sin mucha fuerza pero que supo remontar la distancia y llegar a los bises con un buen sonido y con la banda por fin algo más compenetrada de lo que dio a entender en un principio.
Elastica
Justine Frishmann, voz y guitarra; Donna Mathiws, guitarra; Annie Holand, bajo; Justin Welch, bateria. Entradas: 2.000 pesetas. Sala Aqualung. Madrid, 14 de diciembre.
Brillantes estribillos
La voz de Justine Frishmann, suave y clara, acompañada en los brillantes estribillos por el resto de sus compañeras, hizo las delicias de una horda de adolescentes que reflejaban, con sus camisetas y pelos calados, una satisfacción que pocas bandas consiguen arrancar del público.Elastica son unas estupendas y personales plagiadoras que reconvierten lo escuchado en canciones que, increíblemente, mejoran la idea original; una especie de vampiras que conocen perfectamente el gusto y la calidad de sus referencias.
A pesar de tener todo este repertorio que da en la diana constantemente, donde mejor se escucha a Elastica es en el disco; su directo dejó muchos detalles confiados a la improvisación y finalmente quedó una música, aunque ambiciosa y divertida, algo zarrapastrosa. Algunos de los fanáticos del grupo salieron un poco desilusionados.
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