Profesorado

Para obtener la condición de catedrático cuentan más los cursos de macramé que los de doctorado. EL PAÍS del 10 de octubre del presente año -suplemento Educación: 'El formalismo cum laude'- recogía la opinión que encabeza la presente carta. En parecido sentido se pronuncia el escritor don Antonio Muñoz Molina respecto a las bicocas derivadas del sometimiento del profesorado de secundaria a los dictados cursillistas del Ministerio de Educación y Ciencia. Véase su certero artículo en EL PAÍS del 21 de junio de 1995.El profesor que se ha formado concienzudamente, que tiene o ha participado en numerosas publicaciones sobre su materia, ha impartido cursos de formación para otros colegas, ha elaborado materiales innovadores, etcétera, observa con estupor que en el baremo por el que se valoran sus méritos lo que cuenta no es prácticamente nada de eso. Lo que cuenta es ocupar cargos en la Administración, haber asistido a cursos de la propia Administración, aunque sean de macramé. Un ejemplo: ser tutor a distancia merece, una puntuación más alta que haber elaborado todo el proyecto educativo y los materiales para esta modalidad. Y ni siquiera se trata de acceder a cátedra, sino sólo a la condición de catedrático, algo que en otras convocatorias se ha otorgado por mera antigüedad.

Todas estas incongruencias son difíciles de entender para cualquiera que esté en su sano juicio: los catedráticos promocionados según los últimos baremos no son necesariamente las personas más preparadas en la materia, sino aquellas que, sometiéndose a los absurdos dictados de la Administración, acumulan certificados que -en sí mismos- no les van a servir para nada en su vida profesional, pero que atestiguan un número de horas de haber calentado un banco, y eso sí cuenta.

Queremos que el país y EL PAÍS tomen conciencia de esta situación en la que nos encontramos, a merced del capricho de aquellos que cada año elaboran los susodichos baremos.

Asimismo, animamos a los autores del suplemento Educación a que investiguen y profundicen en este asunto y le dediquen un monográfico. Estamos convencidos de que ello redundaría en beneficio de la educación pública y de su tan cacareada calidad.-

y cuatro firmas más.