Secretarias frente al acoso
Soy mujer y no m e siento en absoluto ajena a los encantos del cuerpo masculino. Pero sé una cosa: si un señor estupendamente formado decidiese un día salir a la calle tal como Dios lo trajo al mundo, yo tendría que limitarme a disfrutar de las vistas, pero nada justificaría que me lanzase sobre su cuerpo serrano con intenciones libidinosas.Pues bien, al revés sucede exactamente lo mismo. Ni la minifalda más escueta ni el escote más generoso justifican ninguna forma de acoso sexual.
Algo tan básico como esto parece haber pasado por alto a los organizadores de un curso para secretarias al que se hacía referencia en EL PAÍS del día 23 de noviembre.
No sólo se atreven a recomendar una actitud tan miserable como la sumisión, sino que además instan a las alumnas a realizar un "examen de conciencia" por si su forma de vestir provoca comportamientos inadecuados en los machos del entorno. Por favor, pongan sus relojes en hora. Estamos a finales del siglo XX.-
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