Espectacular batalla de 'lobbies' en el tramo final de la ley de comunicaciones de EE UU
Empresas de teléfono, cable y televisión presionan por sus intereses
Congresistas norteamericanos de las dos Cámaras trabajan contrarreloj para conciliar las diferencias entre los textos de la Ley de Comunicaciones aprobados en la Cámara de Representantes y en el Senado, bajo la presión de los lobies organizados por las empresas de teléfonos, cable, y televisión para defender sus intereses ante un mercado cada vez más liberalizado y, por lo tanto, muy abierto, a la competencia.La ley contempla una amplísima liberalización de los servicios y mercados de las telecomunicaciones, pero cubre también, aspectos como la censura cibernética, la instalación de un chip antiviolencia en los aparatos de televisión, la regulación de las tarifas del cable y los límites de propiedad de empresas audiovisuales.
Así, las compañías telefónicas regionales -que hasta hasta ahora monopolizan sus respectivos territorios- y de larga distancia competirán entre ellas y también con las empresas de cable, que podrán utilizar sus redes de fibra óptica para el servicio, telefónico. A cambio, estas empresas de cable perderán el monopolio de emisión de imágenes del que disfrutan hasta ahora.
Uno los elementos de división es el relativo a las tarifas de cable. Los congresistas han llegado al cuerdo provisional de prolongar tres años más, hasta marzo de 1999, la normativa que impide la liberalización de tarifas en las redes de cable de más de 50.000 sulcriptores. La poderosa industria del cable ha aceptado a regañadientes el acuerdo, porque considera que es preferible tener una fecha a partir de la cual habrá libertad de tarifas que seguir, como hasta ahora, dependiendo, de límites impuestos por las autoridaes. La Casa Blanca, preocupada por la eventual subida de tarifas y sus efectos sobre los consumidores, había amenazado con vetar la ley si no se introducían frenos a la liberalización.
Tanto el texto del Senado como el de la Cámara elimina la prohibición de poseer conjuntamente en la misma ciudad emisoras de radio y televisión, cable y prensa escrita. Los grupos de comunicación, anticipando que la ley sancionará la flexibilización de los límites, llevan meses ampliando, sus redes y cadenas.
A ese mismo deseo de ocupar espacios en el futuro mercado responde la catarata de anuncios, de nuevos canal es de información continua lanzados, en los últimos días, por las mayores cadenas norteamericanas de televisión. En lo que se prevé como una feroz competencia para la CNN, el grupo Capital Cities/ ABC anunció el martes su nuevo canal de noticias continuas para 1997, mientras que Microsoft negocia para asociarse al canal de 24 horas de informacion prometido por la NBC, según informó ayer The Wall Street Journal
Chip antiviolencia
Mientras tanto, la censura en su doble vertiente -chip antiviolencia en las televisiones, y prohibición de lenguaje obsceno en el ciberespacio- ha resultado ser un punto polémico. En la votación, que el pasado martes celebró la Comisión de Reconciliación de la Cámara de Representantes se aprobó, por 17 votos contra 16, la prohibición de poner al alcance de menores de edad palabras obscenas o contenidos pornográficos en Internet.
La provisión, muy similar a la que el Senado aprobó en junio, prevé penas de cárcel y multas de hasta 100.000 dólares para los infractores. Los grupos que defienden los derechos civiles han denunciado la medida como una violación constitucional de la libertad de expresión. La Coalición Cristiana,en cambio, ha celebrado el acuerdo y confía en que no sufra cambios en la versión final de la ley, según Ralph Reed, director de la alianza de grupos extremistas religiosos: "No podríamos estar más felices, vamos a conseguir una gran victoria", declaró.
En cuanto al chip antiviolencia que permitiría a los padres censurar programas o canales de televisión por sus contenidos violentos o considerados obscenos, tanto, los representantes como los senadores acordaron el miércoles dar vía libre al asunto. Si no hay cambios, la ley exigirá a los fabricantes de los aparatos de televisión que incluyan el microprocesador que permite el bloqueo a voluntad de programas o películas sometidos a una lista previa.
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