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Investigadores españoles obtienen una vacuna sintética

Proyectos en una empresa de biotecnología

Una cadena de 17 aminoácidos sintetizados en laboratorio, pero idénticos a los que forman parte de un parvovirus canino, son la base de la primera vacuna sintética del mundo en estar a punto de llegar al mercado. La han producido los investigadores de Ingenasa, una pequeña empresa española de biotecnología que viene estudiando esta vía de producir inmunidad respecto a enfermedades que afectan a los gatos, los perros, los visones, los cerdos..., en colaboración con los institutos veterinarios estatales de Holanda y Dinamarca.En esta primera vacuna están ahora en la fase de ensayos clínicos masivos. La parvovirosis puede llegar a producir la muerte de los cachorros y produce diarreas en los adultos. Todos los perros reciben una vacuna de las ya existentes en el mercado todos los años. Los parvovirus, muy pequeños (tienen en total 720 aminoácidos) también afectan a los cerdos y a los seres humanos.

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Las vacunas sintéticas no son recombinantes, no implican ingeniería genética, y tienen menos problemas para registrarlas", explica Carmen Vela, de Ingenasa. Sin embargo, no son fáciles de lograr, ya que hay que conseguir identificar en las partículas virales las regiones que inducen la producción de anticuerpos y luego conseguir que sean eficaces en la protección del huésped. Esto explica que muchos inmunológos no considerasen hasta ahora la química como una vía fácil de conseguir vacunas. Pero tienen la gran ventaja de que no implican la manipulación de los organismos que producen las enfermedades, con lo cual son absolutamente seguras.

Un largo proceso

En los parvovirus, la estructura es bastante simple y consiste en tres proteínas. Para conseguir la vacuna hubo que estudiar minuciosamente la estructura antigénica del virus, en cuya proteína más importante se encontraron 10 lugares antigénicos (que provocan la respuesta inmune). Se aislaron y sintetizaron 14 péptidos (cadenas de aminoácidos) correspondientes a estos lugares, que se utilizaron para inmunizar conejos. Dos de estos péptidos mostraron que inducían la producción de anticuerpos neutralizantes del virus. Entonces se administró una mezcla de estos dos péptidos a perros, que resultaron protegidos frente al virus. También se ha probado la vacuna en visones, aunque no en gatos.

Con todo ello, Ignacio Casal, de Ingenasa, se muestra dispuesto a afirmar que se ha obtenido la primera vacuna sintética que confiere protección total a los animales vacunados. La vacuna original se ha abaratado y perfeccionado para hacerla atractiva al mercado, y se recomienda especialmente para cachorros por su total seguridad. "La base del éxito", señalan Vela y Casal, "es que los péptidos están muy bien definidos y la región elegida es muy estable; aunque cambiara el virus no disminuiría la eficacia de la vacuna".

El proyecto, dentro del programa europeo Bridge, ha sido presentado públicamente por la UE como una historia de éxito. "Aunque el objetivo del proyecto era muy ambicioso", señalaban los investigadores españoles, holandeses y daneses recientemente, "los objetivos se cumplieron con creces. No, solamente se produjeron partículas recombinantes efectivas libres de ácidos nucleicos que inducen total protección frente a las enfermedades en perros y cerdos, sino que también se produjo una vacuna de péptidos sintética que da protección total en todos los animales".

Y es que el mismo trabajo básico con el virus ha servido para diseñar vacunas contra él pero por ingeniería genética, otro proyecto, en el que está inmersa esta empresa española, que ocupa a 18 personas y tiene tras de sí una azarosa historia empresarial. Creada por el INI en 1981, sigue siendo una de las poquísimas empresas que se atreven en España con la biotecnología.

Construir en laboratorio cadenas de aminoácidos como agentes terapéuticos no es fácil y resulta muy caro a partir de cierto número de ellos. En la actualidad se están consiguiendo péptidos con hasta 60 aminoácidos. Para un mayor número, resulta más fácil y barato dejar que otro organismo, como las bacterias, los fabrique. En Ingenasa han optado por las células de insectos (concretamente una polilla) como obreros de su fábrica de productos recombinantes y allí se las puede ver trabajando en un fermentador.

Otro proyecto que ilusiona ahora a los científicos de esta empresa es uno que pretende descender al nivel puramente físico de la inmunología para conseguir pruebas de diagnóstico múltiples en pocos minutos, utilizando los microscopios denominados de fuerza atómica.

Estos instrumentos permiten ver directamente la estructura molecular e incluso atómica de superficies y lo que los investigadores quieren es poder identificar visualmente y en tiempo real los distintos anticuerpos contra organismos patógenos presentes en una muestra de suero.

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