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La última droga de diseño se vende acompañada de un falso prospecto

Jan Martínez Ahrens

Los camellos han aprendido mercadotecnia. El GHB la última y explosiva droga de diseño que ha inundado las discotecas de Madrid, se vende acompañada de un prospecto. El escrito, titulado GHB: instrucciones de uso, ensalza los pretendidos efectos de la sustancia -bienestar, desinhibición y potenciador sexual- y oculta sus verdaderos peligros. Con todo, en su intento de adoptar un aire científico advierte de algunas contraindicaciones -endulzadas- y efectos secundarios e incluso aconseja una "dosis usual" y describe su correcta administración.Esta falsificación -el texto, que imita descaradamente a los prospectos farmacéuticos, obvia los principios activos del compuesto y carece de firma- ha desatado la alarma entre la policía y los responsables del Plan Regional sobre la Droga, quienes temen que con esta artimaña se dispare el consumo de este derivado del éxtasis.

El GHB se distingue de otros estupefacientes por ser líquido -lo que facilita la mezcla con bebidas- Su precio ronda las 4.000 pesetas -1.000 más que el éxtasis-, y se vende en tubos del tamaño de una muestra de perfume. Incoloro y amargo, los que la han bebido aseguran que estimula los sentidos y que, a diferencia de otras drogas de diseño, no quita el sueño ni el hambre. Extremo que los expertos consideran dudoso y, en todo caso, intrascendente en comparación con los trastornos psicóticos, cardiacos y, de memoria que puede generar. Algo que no se destaca en las "instrucciones de uso". Así, el apartado denominado "efectos secundarios" sólo indica: "somnolencia, confusión, mareos, náuseas. La posibilidad de náuseas se ve incrementada en las mujeres durante la menstruación. En la bajada [sic] se puede producir una contracción muscular [en realidad, un infarto, según los médicos consultados]. Dosis más grandes pueden producir la pérdida de conocimiento y profunda sedación [eufemismo que los expertos califican de parada cardiorrespiratoria]. Este estado no es peligroso y dura como máximo unas tres horas, tras las cuales el sujeto se despertará completamente recuperado. Dosis lo suficientemente grandes pueden producir una contracción y relajación rítmica y rápida de los músculos, estado también pasajero y que no deja secuelas", afirma el falso prospecto, que, tras describir los supuestos efectos que ocasiona la combinación con otras drogas, introduce un delirante análisis forense encaminado a defender la bondad de la fórmula. "No se han encontrado efectos tóxicos en el hígado, los riñones, el sistema nervioso u otros órganos. No crea dependencia ni tolerancia. No produce resaca". Toda una loa que finaliza con un arranque de sinceridad. "Es muy peligroso conducir bajo los efectos de esta sustancia".

"¡Pero vamos; será posible...!". La lectura del prospecto levantó ayer las iras del coordinador general del Plan Regional sobre Drogas, Alejandro Martín, quien negó cualquier valor al escrito y recordó que su departamento ha puesto en marcha una línea de investigación para conocer el problema de las drogas de diseño en la Comunidad. "Se trata de un fenómeno que está en los albores. Ni siquiera conocemos su tasa de incidencia, pero sabemos que en España su consumo ha causado dos muertes y otras 20 en el Reino Unido", recalcó.

Menor fue la sorpresa en medios de la policía, donde el GHB es conocido desde el mes pasado (véase EL PAÍS del 26 de noviembre). De hecho, la recién creada unidad contra las drogas de diseño se ha movilizado para erradicarlo. Entre las dificultades figura la facilidad con que los traficantes la elaboran -la materia prima es fácil de conseguir, y una cocina sirve de laboratorio- y la creencia de los clientes de que se trata de sustancias inocuas.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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