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Mueren tres niños en una escuela por las bombas de secuestrador

Ninguna institución, desde la más anónima guardería al Parlamento, escapa a la ola de violencia que azota a Rusia. Tres niños murieron ayer después de que un hombre hiciera estallar dos granadas en una escuela de VIadikavkaz, en Osetia del Norte. Y en Moscú, por primera vez, se produjo una explosión -cosa común en empresas y viviendas de empresarios y banqueros- en la Duma Estatal, a sólo 500 metros de la Plaza Roja y del Kremlin, en el corazón de la capital rusa.La tragedia en Vladikavkaz comenzó poco después del mediodía, cuando Yuri Kardánov, un desempleado de 30 años de edad, entró en la escuela número 44 con dos granadas y exigió entrar en contacto con el Ministerio del Interior de Osetia del Norte. El hombre pidió una recompensa, cuya suma la policía no ha hecho pública, y un autobús, al tiempo que amenazó con matar, a los niños si no se cumplían sus exigencias.

En la planta baja del edificio había 16 niños de 5 y 6 años. La policía dio una radio a Kardánov para tener contacto directo con él y logró liberar a nueve de los pequeños rehenes a través de una ventana. Después, debido a causas desconocidas, según la versión oficial, el terrorista lanzó las granadas en una habitación. La explosión mató a tres niños e hirió a otros tres. Tres educadoras y dos policías resultaron también heridos. Kardánov sufrió heridas leves.

Atentado en la Duma

Poco después, en Moscú, se produjo una fuerte explosión en la Cámara baja del Parlamento volaron la puerta y la ventana de la oficina del diputado Nikolái Lisenko, líder del facistoide Partido Nacional Republicano. Lisenko, que 10 minutos antes había abandonado su despacho, declaró que el atentado es obra del "lobby caucásico" pero que, en definitiva, "los hilos llevan a Ankara", la capital de Turquía. En los últimos tiempos se habían producido algunas falsas alarmas de bomba en la propia Duma y en sus inmediaciones: en el vecino hotel Moscú se encontró el mes pasado una granada en una papelera.

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Los principales actos de terrorismo ocurridos en los últimos tiempos en la Federación Rusa están relacionados con la guerra en Chechenia. El más grave lo llevaron a cabo el pasado verano los guerrilleros de Shamil Basáiev, que tomaron a más de mil rehenes en el hospital de Budiónovsk y se atrincheraron varios días con ellos.

Blancos de atentados en Chechenia han sido últimamente el general Anatoli Románov, ex comandante de las fuerzas federales en la zona, quien desde octubre se encuentra en estado de coma; el secretario del Consejo de Seguridad, Oleg Lóbov, y el jefe del Gobierno prorruso, Doku Zavgáiev, que tuvieron suerte y salieron prácticamente ilesos de los ataques. La última en esta serie de actos terroristas en Chechenia fue, el lunes, la explosión de un coche bomba frente a la administración local en Grozni.

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