Nuevos retos, nuevas respuestas
ÁNGEL CAMPOS MARTÍNDel 17 al 20 de enero de 1996, CC OO celebrará su VI congreso confederal y los documentos que finalmente se aprueben comprometerán la actividad de toda la organización y determinarán el desarrollo de las relaciones laborales en nuestro país.Un congreso para que la dirección confederal rinda cuentas de su gestión y presente una propuesta programática y reivindicativa a la sociedad y a los trabajadores; una propuesta para estimular el debate plural en las distintas estructuras del sindicato, evitando la consigna y la descalificación, casi siempre sinónimos de intolerancia y dogmatismo.
Será, por tanto, un congreso para definir la capacidad contractual del sindicato, las iniciativas de empleo, la solidaridad, la unidad sindical y, él ensanchamiento, de una sólida organización en todo el país.
La creación de puestos de trabajo es un objetivo formalmente compartido por todos los partidos políticos, pero no basta, con proclamar deseos; dependerá de las políticas que se pongan en marcha para, advertir si estamos ante hechos positivos o simples cortinas de humo orientadas a justificar la reducción de costes laborales o la desfiscalización.
En opinión de CC OO, abordar el empleo significa garantizar el crecimiento económico y el necesario aumento de la inversión productiva; impulsar una política industrial activa, en la que se impliquen Gobierno, empresas, sindicatos y administraciones autonómicas; una iniciativa social y. política para investigar los nuevos yacimientos de empleo; la cualificación del factor trabajo, y las políticas de I + D.
En relación con los nuevos yacimientos de empleo y constatada la creciente terciarización de la economía, resulta evidente afirmar que éstos se sitúan priotariamente en el sector servicios, aunque conviene precisar que la tendencia a cubrir estos yacimientos con trabajo precario, informal o desregulado en la perspectiva de convertirse en trabajo autónomo o en régimen de cooperativa, obliga a CC OO a intervenir regulando estos espacios y elevando la formación dé los nuevos trabajadores.
En CC OO, estamos convencidos de que en España no es viable confiar toda la generación de empleo, imprescindible para compensar la Alta tasa de paro y actividad, en la reducción de jornada, aunque sea una opción a tener en cuenta. Una buena parte del empleo que es necesario crear debería venir de la expansión de la actividad productiva y del crecimiento de las actividades del sector servicios. De no darse este impulso, seguiremos superando la tasa de paro de la UE y los efectos de la reducción de jornada serán absorbidos, por los incrementos de la productividad.
La negociación colectiva constituye un valer esencial en el marco de los nuevos derechos de los trabajadores. El mercado de trabajo en España está caracterizado por una fragmentación de las condiciones laborales, una profunda desregularización normativa acentuada por la reforma laboral y una creciente disponibilidad para la regociación colectiva de gran parte de las condiciones de trabajo, lo que provoca una tensión renovada entre patronal y sindicatos cuya resolución dependerá de la capacidad de propuesta, negociación y presión de los sindicatos.
Por ello, los sindicatos, tendrán que hacer un pruíner y sustancial esfuerzo: la ampliación del la cobertura, de la negociación colectiva al mayor número de trabajadores posible, readecuando los espacios de negociación hacia el ámbito estatal para favorecer la solidaridad y la organización de los asalariados. Este objetivo se nos antoja, de vital importancia, después de la reforma laborales y del inevitable proceso de sustitución de las ordenanzas laborales por convenios marco, ca paces de racionalizar la actual estructura de convenios colectivos que en muchos casos responde a una estructura productiva obsoleta y emanada de la doctrina del antiguo sindicalismo vertical.
La solidaridad es en los últimos tiempos una palabra muy recurrente. Campañas publicitarias, declaraciones solemnes y deseos gubernamentales usan y abusan de la solidaridad como un simple reclamo ante la ciudadanía. Pata CC OO la solidaridad está estrechamenle vinculada a realidades tangibles que en muchos casos revelan una profunda insolidaridad. Cambiar esta situación exige la articulación de un sistema público de protección social que acabe con las incertidumbres actuales derivadas de la indisimulada ambición de grupos económicos y políticos por acabar con el modelo público. El congreso de CC OO reafirmara, sin duda alguna, el desarrollo de un sistema público de pensiones contributivas y de reparto, de un sistema sanitario universal y gratuito y de unos servicios sociales y prestaciones asistenciales universales para quien no haya generado derechos a prestación contributiva o a otra renta. Para abordar este objetivo, será necesario convertir el Pacto de Toledo -que en su día consideramos positivo- en un pacto de Estado de las fuerzas políticas y sociales que garantice en el futuro la solidaridad, la caja única, la garantía de mínimos, el tope de las pensiones máximas y la imposibilidad de sistemas de capitalización sustitutorios.
Esta propuesta programática resultaría una quimera sin la consolidación del actual proceso de unidad sindical. En nuestro país han desaparecido los factores de división cultural e ideológica que daban cuerpo a la fragmentación del movimiento sindical. La autonomía de los sindicatos, de CC OO y UGT, es hoy una condición cultural y políticamente asumida por la inmensa mayoría de las estructutas sindicales; ni siquiera, la torpe y en ocasiones mezquina, intervención de los profetas del dogma podrá alterar la autonomía sindical. En CC OO estamos dispuestos a profundizar en la cultura sindical unitaria en la perspectiva de un proyecto de unidad más ambicioso a partir del permanente consenso establecido por la unidad de acción; un proyecto que podría pasar por la constitución de comités de enlace entre los órganos homólogos de ambos sindicatos, pero siempre mediante una decisión compartida que evite cualquier utilización unilateral de la unidad porque, sus efectos actuarían modo de boomerang.
CC OO no aspira a representar a un único colectivo de los trabajadores. El proceso de cambio interno que se ha dado ente los asalariados -proceso que continúa- obliga al sindicato a actualizar su estructura de organización, a fortalecer su dimensión confederal como mejor antídoto frente a la aventura del corporativismo. Queremos acabar con cualquier atisbo de nostalgia movimentista para hacer de CC OO un sindicato cada día más sólido y diverso.
Estoy convencido que el propósito anteriormente descrito implica que CC OO se sitúe "en el corazón de las relaciones laborales" en la primera referencia de los trabajadores para canalizar sus demandas y la defensa de sus derechos. Para ello, el sindicato tiene que reforzar una secuencia organizativa clara: la sección sindical -el sindicato en la empresa- como instrumento básico de la acción sindical e impulsor de la reivindicación unitaria que representa el comité de empresa y el sindicato como instrumento universal para una acción sindical más diversa que preste especial atención a los trabajadores de las pymes, a aquellos colectivos con menor poder contractual, con mayor precariedad, sin empleo, y escasamente vinculados al hecho sindical.
Estos son algunos de los nuevos retos que tiene CC OO y para los que necesitamos nuevas respuestas. Para abordar este debate necesitamos propuestas sindicales claras, capaces de responder a las demandas de la inmensa mayoría de los trabajadores y, por tanto, en condiciones de ser desarrolladas y concretadas por el equipo de dirección que resulte elegido en el congreso. El sindicato no puede, ni debe, servir de banco de pruebas para experimentos ajenos. Hacen falta ideas y aportaciones en el debate que se alejen de la tentación al disparate -"son irrealizables pero como no van a salir"- y se acerquen a la, transformación de la sociedad en el umbral del siglo XXI.
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