El 'showman' accesible y simpaticón

El triunfo de Daniel y la Quartet de Baño Band estriba en su sin ceridad personal. El buen hacer de este cuarteto de músicos excelentes se basa en unas canciones que se pegan con extraordinaria facilidad, gracias al humor socarrón de que hace gala este hombre cucaracha y así quedó demostrado la noche del pasado sábado en la sala Sol ante el público madrileño. No es poco en estos años de jungla musical.El mallorquín es un showman nada elitista; muy accesible y, simpaticón. Viene a ser como un Gran Wyoming que, en vez de a la carrera de medicina, se hubiera dedicado al muy noble oficio de la chapistería, aunque, al contrario que el primero e insigne, Daniel opta por acompañarse de un grupo-orquesta que hace su trabajo en serio, en lugar de ofrecer un alter ego creativo sobre el escenario, como es el caso del Reverendo para el Gran Wyoming.

Bastante ternura

En cualquiera de los casos los temas Colgados en un tren, Buscando raíces, el popular Esta ronda la pago yo o su versión de Walk on the wild side con coito en un seiscientos incluido, son canciones que encuentran una Irá pida respuesta en un público de ejercitar la sonrisa en los conciertos y proclive a conectar con la sencilla filosofía de lo que ve: músicas eclécticas, sexo, coleguismo hippy, filosofía del TAC, preocupación acerca de, la muerte, humor y bastante ternura. Con todos estos mimbres puede armarse una digna propuesta musical. Nada moderna, todo hay que decirlo, pero susceptible de alcanzar un éxito bastante importante, de público, si el artista encuentra el modo idóneo de promocionarse. La televisión, podría servir por ejemplo para ese fin.