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Tiembla la tierra gallega

Un pequeño terremoto de madrugada mantuvo alerta durante toda la noche a miles de gallegos

El primer temblor, un minuto antes de la una de la madrugada, empujó a la calle al vecindario de varios municipios gallegos. En Triacastela (Lugo) se registró el epicentro. Los sismógrafos marcaron 4,5 grados en la escala de Ritcher. Todo el mundo buscó refugio en descampados, conel susto metido en el cuerpo, agazapados dentro de unos coches bien surtidos de mantas y viandas, mientras se musitaban oraciones en una noche (que fue realmente de perros)."Fue como un trueno, como cuando tienes la tormenta encima y muy cerca. Pero esta vez el estruendo venía del fondo de la tierra., de ahí, del monte", dice Mari Luz Hermida apuntando al monte Oribio, en cuyas faldas se asienta Triacastela (1.200 habitantes).

"Lo más impresionante fue el ruido".

Las paredes de las casas temblaron ostensiblemente. En algunas se abrieron grietas. De las estanterías cayeron libros y adornos, vajilla que se hizo añicos... "Tenemos miedo de que se repita más fuerte", repetían ayer todos los vecinos de Triacastela. Hasta media tarde de ayer se habían registrado otras 21 sacudidas, réplicas de la principal, como coletazos más débiles.

Silvia Maragalla, de 73. años, fue la única víctima del temblor en Triacastela. "La luz se apagó y yo fui a sacarla de la cama",, cuenta su hija Olga. Ella se movía mal porque toma pastillas para dormir; yo la cargué para bajar la escalera y, a medio camino, se me cayó la linterna y, con el apuro, dejé de sujetarla y se me fue rodando escaleras abajo. Perdió el conocimiento y conseguí sacarla de la casa de muy mala manera. La tuvieron que atender en la residencia sanitaria de Lugo. Tiene el cuerpo magullado y le dieron varios puntos en la cabeza". "El cuadro que tenemos en la cabecera de la cama fue a parar a mitad de la habitación con la primera sacudida", añade su marido, José Eduardo López, como para dar medida de la intensidad del seísmo.

Todos recuerdan que ya en 1979 hubo otra sacudida similar, "pero se notó menos porque fue a mediodía y el ruido de la calle tapó su estruendo. Lo de esta noche fue monstruoso", afirma Marifé Arias, en cuya casa también se abrieron unas grietas. "Yo ya estaba en la cama, y mi marido se estaba desnudando. Lo único que supe hacer fue lanzarme hacia él, para que me abrazara. Luego cogimos la ropa y salimos a la terraza: ahí ya no se nos vertía nada encima".

¿Susto, yo?", pregunta Alfonso Valcárcel, denotando impasibilidad. "¡De algo hay que morir, hombre!". Alfonso, de 70 años", estaba viendo la televisión y, al apagarse la luz, buscó una linterna y tranquilamente se metió en la cama. "Yo ya estuve otra vez a punto de morir", puntualiza. "Fue remoto de hace muchos años, mas atrás del 79 Entonces iba a tirarme por el balcón, porque la sacudida no paraba. Si me hubiera tirado" concluye Alfonso, "seguro que me hubiera hecho daño. Afortunadamente, el terremoto paró cuando ya iba a saltar". Los daños han sido más bien escasos. Pero los ecos de la noche en danza no se detenían en la comarca. "Hacía mucho frío, un viento muy fuerte y el aguacero no paró en toda la noche", coinciden en señalar varios vecinos.

En Triacastela se instalaron en sus coches bien provistos de abrigo y lejos de edificios que pudieran derrumbarse. Lo más que se permitieron fue un paseo de vez en cuando para estirar las piernas. Las sacudidas diurnas, en las que el vecindario tenía puesta su atención, los volvía a echar periódicamente a la calle. "No sé si aguantaremos otra noche igual", se quejaba uno.

Las recias paredes del monasterio benedictino de Samos también registraron el temblor. "¿Que qué sentímos?", pregunta el padre Agustíri "Miedo, como todo el mundo. Algunos hermanos salieron a pasear un rato, pero luego todos volvimos a la cama". ¿Y no rezaron? "Hombre, eso siempre. No se pregunta".

El gobernador civil de Lugo visitó ayer los municipios en que el terremoto se hizo notar más, que coincide con el curso del río Oribio. La visita añadía nerviosismo entre autoridades y vecinos. "Hay que estar a la altura de las circunstancias", decían.

El temblor de 1979 superó en una décima la intensidad del de ayer. Pero éste, tal vez por la hora en que se produjo, se hizo notar no sólo en toda Galicia, sino también en otras zonas de León, Valladolid y Asturias.

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